Santiago de Quiroga
Las acciones en conjunto y la llamada a la unidad de algunos dirigentes sanitarios ya está teniendo efectos, al menos en forma de unificar protestas. Instituciones profesionales de médicos y farmacéuticos de Cataluña, Madrid y Levante, seguidos de cualquier profesional sanitario que se haya querido unir, han tenido su primera concentración el pasado sábado a las puertas del Ministerio de Sanidad, en Madrid.
No deja de ser algo inusual que los representantes profesionales, que suelen estar más preocupados de sus respectivos asuntos, se unan en una concentración de protesta. Sindicatos de médicos y colegios de farmacéuticos, entre otros, no quieren que la sanidad sufra recortes que afecten a la asistencia sanitaria, ya sea recortes de salarios o de márgenes.
EG la semana pasada se hacía eco de la afirmación de la ministra Trinidad Jiménez en referencia a que ya no se le puede pedir más al sector. Pero el asunto tiene que ver más con las improvisaciones del Gobierno y con el peligro de la ya amortizada ministra de Economía, Elena Salgado. Por ello, es razonable que las movilizaciones recuerden que ya estamos cruzando la línea roja. Médicos y farmacéuticos pueden colapsar el sistema contra las medidas anunciadas por el Gobierno, que aprovecharán sin duda las depauperadas arcas autonómicas, pero que se librarán de la protesta que recaerá en Madrid. Es bueno tener un ministerio, al menos para ir a protestar.