| viernes, 01 de octubre de 2010 h |

Santiago de Quiroga

Que el grupo español de Farmaindustria haya presentado una candidatura única para presidir la patronal es una buena noticia. Que esa persona sea el primer ejecutivo de una multinacional española con sede en Barcelona, como Grupo Ferrer, es un acontecimiento de gran relevancia, ante los cambios que se avecinan a la vuelta de la esquina en el contexto político catalán. Pero que la persona propuesta para presidir Farmaindustria sea Jordi Ramentol es, por qué no decirlo, una oportunidad. Abrir una ventana de aire fresco. Así lo ven los primeros ejecutivos de la mayoría de los grupos que constituyen la biodiversidad del sector: alemán, inglés, americano… Todos, sin excepción, son conscientes de que Cataluña puede ejercer, una vez más, un papel de influencia positiva para el sector en España, como ha ocurrido en el pasado. No es que Marina Geli no lo haya intentado, sino que cuando el mismo partido gobierna en España y en Cataluña no se hace demasiado caso a los “hechos diferenciales”, y las cosas dejan de ser “discutidas y discutibles” para, sencillamente, no ser objeto de discusión.

Claro que mucho mejor le iría a Cataluña, y por tanto a España, si una ministra de Sanidad fuera catalana, y un conseller de un partido diferente se sentara en el despacho de la antigua maternidad de Barcelona, sede del Departament de Salut. Cuanto mejor para Cataluña en sanidad, mejor para España.