Ana Mato fue clara en su petición a Lilly de más inversión y confianza en España, y lo hizo ante el alcalde de Alcobendas, Ignacio García de Vinuesa, el número dos mundial de Lilly, David Ricks, y el embajador de Estados Unidos, Alan Solomont, al que tuve el placer de conocer en la embajada hace dos años al entregarle el premio Fundamed-El Global, otorgado al presidente Barack Obama por la reforma sanitaria. La petición de la ministra de más inversión al sector llega en un buen momento, cuando hay que evaluar el impacto de las medidas. La embajada americana siempre ha apoyado al sector farmacéutico, en el que las compañías americanas tendrán algo más que decir en adelante, tras asumir la presidencia de Farmaindustria quien dirige Pfizer en España, Elvira Sanz.
La ministra acostumbra a destacar aspectos relacionados con la política social, como la igualdad de géneros. Su intervención en el X aniversario del Centro de Química Médica de Lilly en Alcobendas (Madrid) era el escenario idóneo: Lilly destaca por sus políticas de recursos humanos tanto como por su compromiso con España. Investiga y produce en España de manera intensa, y experimenta la satisfacción última de obtener un medicamento útil, como afirmó Javier Ellena. Está como si nunca se hubiera ido: de nuevo al frente de una de las compañías que, cuando se muestra por dentro, asombra a los responsables públicos.
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