c. r.
Madrid
Acudió al Pleno del Congreso de los Diputados a explicar los cambios ministeriales y no lo consiguió. Con todos los grupos parlamentarios en contra, algunas de las decisiones tomadas por el presidente del Gobierno siguen sin ser entendidas. Entre ellas, que no haya seguido el ejemplo del presidente de la Xunta y haya optado por una estructura gubernamental más austera, conforme a la crisis. PP y PNV creen que el Ministerio de Ciencia e Innovación no tiene sentido. CiU habla del de Sanidad y Política Social.
“Es un ministerio nuevo con un único pero, que la mayor parte de sus competencias, más allá del vaivén de las políticas sociales en tres ministerios en menos de un año, corresponden a las comunidades autónomas”, dijo el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida.
Según él, está preocupado por el contenido que pueda tener la vicepresidencia tercera, encargada de los temas territoriales, por lo que sugirió “la desaparición de este ministerio y, en cualquier caso, que esa vicepresidencia, junto con la de Economía, se encargue de dotar de mayor financiación a las comunidades autónomas a efectos de poderlas gestionar”.
Nueva estructura
Lo cierto es que el vaivén estructural, incluso después de los cambios iniciales, continúa. En el caso del departamento que dirige Trinidad Jiménez, 15 días ha durado la Secretaría de Estado para Sanidad. La semana pasada el Boletín Oficial del Estado publicó dos reales decretos, uno que reestructura los departamentos ministeriales y suprime dicho órgano, y otro que aprobaba la nueva estructura de los mismos, y que finalmente ha equiparado por abajo Sanidad y Política Social como dos secretarías generales, con rango de subsecretarías.
Junto a estas últimas se sitúa la Subsecretaría. De Consuelo Sánchez Naranjo dependen, según el organigrama, la Secretaría General Técnica y la Dirección General de Recursos Humanos y Servicios Económico-Presupuestarios.
Otra de las novedades que incorpora la última organización del Ministerio de Sanidad y Política Social es que la Dirección General de Terapias Avanzadas deja de depender del ministro, como decidió Bernat Soria, para pasar a manos de la Secretaría General de Sanidad, al frente de la cual seguirá José Martínez Olmos, según se confirmó la semana pasada. Además de ésta, del secretario general dependerán también la Dirección General de Farmacia y Productos Sanitarios; la Dirección General de Salud Pública y Sanidad Exterior; la Dirección General de Ordenación Profesional; la Cohesión del Sistema Nacional de Salud y la Alta Inspección y la Agencia de Calidad.
De la Secretaría General de Política Social, por su parte, dependen la Dirección General de Política Social, de las Familias y de la Infancia (anteriormente repartidas en direcciones generales); la Dirección General de Coordinación de Políticas Sectoriales sobre la Discapacidad; la Delegación del Gobierno sobre el Plan Nacional sobre Drogas (con nivel orgánico de Dirección General) y la Dirección General de Consumo.
Nombramientos
Por otro lado, el Consejo de Ministros aprobó la semana pasada el nombramiento de Francisco Moza como secretario general de Política Social. Además, también fueron nombrados Luis Pedro Villameriel como secretario general técnico del ministerio, y Juan Carlos Mato como director general de Política Social, de las Familias y de la Infancia.
Según Trinidad Jiménez, se puede compensar la inexperiencia con un buen equipo e impulso político. Lo segundo no le falta a la ministra de Sanidad y Política Social, que ya ha tomado las medidas para estar a la altura también en el primer apartado. A la permanencia de Consuelo Sánchez Naranjo como número dos se suma ahora la de José Martínez Olmos como secretario general de Sanidad. Accedió al cargo en 2005, con Elena Salgado, y durante ese tiempo ha impulsado, entre otras cosas, el Plan de Calidad y el Plan Estratégico de Política Farmacéutica. Actualmente es el encargado de coordinar el Pacto por la Sanidad.