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La reprogramación de células humanas a células madre pluripotentes (iPS) es un tema prometedor sobre el que, no obstante, queda mucho camino por recorrer, y así lo quiso transmitir Ángel Raya, profesor de investigación Icrea en el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC), durante el 23º Congreso de la Sociedad Española de Diabetes (SED), celebrado en Vigo. “Sí que hay utilidades prácticas que incluso pueden tener aplicación en la clínica, utilizando este tipo de células como modelos de enfermedad, más que utilizarlas en sí para tratar pacientes”, concretó. Así, hizo referencia a dos ensayos de su grupo en los que han obtenido “cierto éxito”. Han probado generar célula beta pancreática y conocen por qué no puede ser aplicado en la clínica por el momento. Las complicaciones son de dos tipos, unas de eficacia, ya que desconocen cómo hacer que células iPS o células madre embrionarias sean funcionales, y otras de seguridad, que aún no está demostrada.
“En líneas celulares se ha visto que podemos generar en el laboratorio células que parecen células beta, pero éstas en realidad no son trasplantables en un paciente, con el conocimiento que tenemos hasta ahora”, aclara. Son células que funcionan porque producen insulina en respuesta a glucosa en algún caso concreto, según han comprobado en animales, en los que las barreras para evitar el rechazo se solucionan de forma experimental. “Sin embargo, no son células lo suficientemente maduras para que funcionen en un hombre”, puntualizó Raya.
Por otro lado, durante el congreso se destacó el concepto de “diabulimia”, un nuevo término que se está acuñando a medida que aumenta la prevalencia de jóvenes con diabetes tipo 1 —en especial, las mujeres— que reducen su dosis de insulina para evitar la ganancia de peso.
Como explicó Ricardo García Mayor, presidente del comité organizador local del congreso y jefe del servicio de Endocrinología del Complejo Hospitalario de Vigo, es un trastorno de la conducta alimentaria que se da en un 5-6 por ciento de estas pacientes, que provoca una descompensación y un mal control diabético.
Sin embargo, como no es una entidad reconocida, el problema pasa desapercibido porque la mayoría de los profesionales no sospechan este trastorno ante un paciente que pierde peso.
Plataforma diabeTIC
Otro de los “protagonistas” de la reunión fue la plataforma de telemedicina diabeTIC, desarrollada de forma conjunta por Orange y Sanofi, que permite la automatización en el envío y almacenamiento seguro de la información clínica del paciente, ofreciendo un servicio de comunicación bidireccional. Florentino Carral, jefe de Servicio de Endocrinología del Hospital de Puerto Real (Cádiz), presentó la herramienta que él ha comenzado a utilizar con sus pacientes diabéticos tipo 1.
Desde que reciben el alta en la plataforma, los pacientes “podrán enviar de forma automática los valores de glucosa y otras variables, intercambiar mensajes, responder a cuestionarios, acceder a la biblioteca y a un sistema de alertas recordatorio” desde su móvil, tableta u ordenador.
La dieta proteinada se postula como un tratamiento tan eficaz y seguro para pacientes obesos con DM2 como la dieta hipocalórica, pero con mejoras metabólicas, según los resultados a dos meses de un ensayo clínico abierto, controlado, aleatorizado, prospectivo (4 meses de seguimiento) y multicéntrico (han participado siete hospitales españoles) con 90 pacientes y coordinado por Albert Goday, jefe de Sección del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital del Mar de Barcelona. Según los resultados, los que reciben la proteinada obtienen un mayor control de su perfil glucémico. En concreto, el 60 por ciento de los tratados con ella presentan valores de glucemia venosa inferiores a 110 mg/dl, frente al 31,25 por ciento del grupo tratado con dieta hipocalórica. Por otro lado, el 85 por ciento del grupo de estudio normaliza su hemoglobina glucosilada (HbA1c), situándola por debajo del 7 por ciento, mientras que en el grupo de hipocalórica alcanza este valor el 60 por ciento. Además, ningún paciente con dieta proteinada aumentó sus niveles de microalbuminuria.