Boi Ruiz promueve un cambio de relaciones con el sector farmacéutico como base de un nuevo paradigma que permita mantener el SNS
El consejero de Salud de Cataluña aseguró que no habrá una reducción del catálogo de prestaciones, aunque se reordenarán las prioridades
No solamente los médicos se plantaron ante las medidas anunciadas por Boi Ruiz. ICV y PP creen que antes hay otras cosas que mejorar, como en ahorro farmacéutico. Por ello promovieron sendos debates en el parlamento regional para importar el catálogo gallego. Esta semana el pleno debate una interpelación de ICV, que espera tener lista una proposición de ley antes del verano que incluya una reforma de la visita médica. El PP ya presentó una propuesta de resolución para trasladar el debate a nivel nacional.
Pero en la mente de Ruiz ronda otro catálogo. Uno que tenga en cuenta no el precio menor, sino el criterio de coste-efectividad en la prescripción previo consenso clínico. Por ello, es partidario de ampliar a la AP el sistema de guías farmacoterpéuticas que funciona en los hospitales.
carlos b. rodríguez
Madrid
Acaba de cumplir los cien días como consejero de Sanidad y, a diferencia del resto de consejeros que están a la espera de las elecciones, Boi Ruiz es consciente de que el futuro más negro que vaticinaban los agoreros del sistema ya es su presente. Y en él no es posible insistir en solucionar las cosas confiando, como hasta ahora, en la elasticidad del sistema. Mantener el SNS pasa, a su juicio, por encontrar un nuevo paradigma que cambie de arriba abajo el papel y el marco de relaciones con la industria farmacéutica. Hasta ahora se ha funcionado a través de una dinámica de mercado que, para Ruiz, ya no es suficiente. “De iure y de facto la industria debe estar dentro del SNS”, afirmó.
Esta nueva relación conduciría a una apuesta firme por el partenariado con el sector y, de ahí, a acuerdos por volumen, facturación y resultados con la industria. Es lógico, si se atiende a la situación de las arcas sanitarias catalanas, que disponen de 1.000 millones de euros menos que en 2010, con el doble agravante de que en los próximos años las comunidades no tendrán más ingresos, ni podrán endeudarse. “Habrá que hacer sacrificios. No podemos negar que repercutirán en las listas de espera, en el empleo, en los sueldos, en la industria farmacéutica, en las oficinas de farmacia”, precisó el consejero. Pero hasta el peor de ellos, añadió, no sería nada comparado a tener que volver a la sanidad “de los años 70”.
Firme partidario del copago, Ruiz comparte la decisión del Gobierno de Cataluña de no apostar por él en esta legislatura hasta haber agotado otras opciones. Y estas opciones pasan ahora por reordenar. “No va a haber reducción del catálogo de prestaciones, aunque sí una priorización”, manifestó. En el bolsillo de los profesionales médicos repercutirá, por ello, una reducción del 3 por ciento en la actividad asistencial, que con toda seguridad ampliará las listas de espera en procesos no urgentes, con tal de que no aumenten en los demás.
En Farmacia, las cuestiones ya conocidas. Corresponsabilización de los hospitales en la prescripción inducida, la potenciación del precio menor (ya sea genérico o marca), la optimización del SPR o la revisión de precios que ya incluía el documento de medidas urgentes. Asimismo, anunció la creación de un NICE catalán, encargado de priorizar en Farmacia, y dio un mensaje de tranquilidad al sector. “Sería un suicidio colectivo estrangular a la industria farmacéutica, que en su mayoría está radicada en Cataluña”, dijo.
Ruiz, que instó a la ministra Leire Pajín a convocar el Interterritorial, es partidario de “refundar” este organismo y hacer una labor de benchmarking para que las regiones “se ayuden” en vez de competir. Igualmente, se mostró partidario de destinar al SNS una cantidad equivalente a lo que se recauda por impuestos al tabaco y alcohol y pidió que el Fondo de Cohesión cubra el coste íntegro de la asistencia a desplazados.