La política eleva la tensión. No hace falta más que ver algún Pleno del Congreso para darse cuenta. No es por eso, sin embargo, que la Fundación Española del Corazón ha escogido a la clase política para evaluar el estado de su salud cardiovascular. Lo ha hecho ya que, como han sido elegidos por los ciudadanos y les representan en muchos aspectos de la vida política, social y económica, deben servir como ejemplo de la importancia de controlar posibles enfermedades cardiovasculares, cuyos datos son alarmantes. Han comenzado con los políticos castellano-manchegos y seguirán en todas las autonomías y las Cortes españolas.