Enrique Pablos Ibáñez
Burgos
Con la figura del paciente en el punto de mira, alrededor de 400 profesionales participan estos días en Burgos en la sexta edición del Congreso Farmacéutico de Castilla y León. Una cita ineludible para muchos en la que se analiza, entre otras cosas, la realidad socioeconómica del sector en el medio rural.
Pregunta. ¿Cuál es la situación del sector farmacéutico en Castilla y León?
Respuesta. Es la segunda región de España con mayor número de farmacias respecto a habitantes. Seguramente no sólo tenemos un ratio de los más bajos de España, sino también de nuestros países del entorno. Hay que tener cuidado con la rentabilidad de la oficina de farmacia, porque si queremos que se den servicios de calidad hay que ser precavido, ya que puede llegar un momento que haya farmacias que se encuentren en una situación difícil.
P. ¿Cuál ha sido el detonante del problema?
R. Todas las políticas de ajustes de precios, que son lógicas, tienen en nuestra comunidad un componente clave: la orografía, que hace que tengamos en poblaciones muy pequeñas farmacias que pueden llegar a un punto de rentabilidad económica insostenible. No es una cuestión de descompensación, sino que hay muchas farmacias rurales y debemos ser conscientes de ello. En el ámbito rural esto puede llegar a ser problemático por la falta de rentabilidad.
P. ¿Qué alternativas existen?
R. Hay que adaptarse, ver cómo cambian los escenarios y después pensar cómo poder actuar. El farmacéutico está haciendo un papel tremendo, en el sentido de que en bastantes oficinas el profesional tiene que estar de guardia los 365 días del año. Y eso es un esfuerzo, no solamente económico sino personal, importante. Eso hay que valorarlo y habría que tenerlo en cuenta.
P. ¿Cómo cree que debería reorganizarse el servicio?
R. Lo que hay que hacer es reordenar el servicio en toda su amplitud. No estoy por la labor de que se cierre ninguna oficina de farmacia, todo lo contrario. Eso ni me lo planteo, porque no tendría sentido. A lo mejor hay que primar al profesional para que esto se minimice.
P. ¿Qué es lo que más preocupa a los profesionales actualmente?
R. El congreso es un ejemplo de lo que nos preocupa: la realidad socioeconómica de la oficina de farmacia, la falta de estabilidad en el marco de todas las decisiones, o cuestiones como que podamos llegar a tener una diferencia de las prestaciones entre comunidades.
P. ¿En que va a consistir la futura Academia de Farmacia de Castilla y León?
R. Lo que se pretende es que sea ese foro de personas con una experiencia o con una trayectoria académica o profesional que sirva para tratar temas profesionales, e incluso para que pueda convertirse en un órgano de consulta independiente de otro tipo de connotaciones, y potenciar así toda esa parte científica del farmacéutico.
P. ¿Qué espera el presidente de los farmacéuticos castellanoleoneses de este congreso?
R. Es un congreso muy apretado en agenda, con muchísimo trabajo, cargado de mesas técnicas y con muy poco tiempo de descanso. Entendemos que debe ser un punto de encuentro de profesionales y una oportunidad para debatir entre nosotros e incluso con las autoridades sanitarias. Aquí se marca el camino a seguir en los próximos años en materia asistencial de la prestación farmacéutica. Será el congreso con mayor participación, lo que denota una expectativa importante por parte de los farmacéuticos.
P. ¿Debe cambiar el papel en la sociedad la oficina de farmacia?
R. Nosotros entendemos que la farmacia no sólo es un centro de venta de medicamentos sino que se tiene que asesorar al paciente desde el punto de vista farmacéutico. Es un lugar cercano donde se aclaran muchas dudas y eso es un valor añadido para la sociedad.