La semana pasada tuvo lugar la presentación del bromuro de aclidinio en España, un producto de Almirall que ya ha sido incorporado al Sistema Nacional de Salud. Para Enrique Domínguez, director general de la compañía, este medicamento para la EPOC ha marcado un antes y un después.
Pregunta. ¿Podría hacer balance del año 2012 para Almirall?
Respuesta. En España se ha materializado el cuarto RDL de los últimos años, que ha tenido su impacto en Almirall. Lo que pasa es que nuestra presencia aquí se ha reducido de forma paralela a nuestra expansión internacional. En 2003, el 20 por ciento de nuestras ventas estaban fuera de España. En 2012, calculamos que la cifra rondará el 60 por ciento. Y de cara a 2014, estimamos que la cifra internacional podría representar en torno al 70 por ciento de la facturación.
P. ¿Podría cuantificar el impacto del entorno regulatorio?
R. Desde 2009 hasta hoy, el diferencial de facturación ha sido negativo en unos 250 millones de euros, sobre el 40 por ciento de nuestra cifra de negocio.
P. ¿Ha afectado mucho la caída de la facturación en España a su cotización bursátil?
R. En 2012 hemos crecido 50 puntos con respecto al Ibex. Parece que los inversores son conscientes de que nuestra presencia nacional cada vez es inferior.
P. ¿En qué medida les ha afectado el problema de los impagos?
R. Afortunadamente no mucho, dado que nuestra exposición al mercado hospitalario es menor.
P. ¿Entienden que la innovación farmacéutica está desincentivada?
R. Nos hemos mantenido firmes a nuestros principios, ya que pensamos que tenemos que ser coherentes con nuestra estrategia: expandirnos internacionalmente a través del desarrollo y comercialización de nuevos productos, bien directamente o a través de licencias. No todas las empresas pueden hacer lo mismo. Almirall puede seguir innovando gracias a su expansión.
P. ¿Qué le dirían al ministerio?
R. La clave es compaginar innovación con medidas de contención del gasto. En España tenemos un sistema muy eficaz, el de precios de referencia, que te obliga a bajar el precio cuando aparece un genérico. Algo que no entendemos es que en ese contexto se dé ventaja al genérico. Eso supone una barrera para la innovación.
P. Dada la complejidad del contexto español, ¿cuáles son los mercados estratégicos para Almirall?
R. Europa es la región en la que prácticamente tienen lugar la mayor parte de nuestras ventas. Además, tenemos un par de filiales, en Alemania y México. Una vez conozcamos el riesgo de las inversiones seguiremos con el proceso de expansión.
P. ¿Hacia dónde?
R. Pues ya tenemos un producto (aclidinio) con acceso a los mercados más importantes del mundo, como es el americano (representa el 50 por ciento del mercado mundial de la EPOC), y también llegaremos a Japón.
P. Sin duda, aclidinio está siendo un éxito, ¿no es así?
R. Nos ha ayudado mucho que sea el primer producto de inhalación que aprueba la FDA en la primera ronda. Esto supone que se valora su aportación. En España acabamos de lanzarlo, los médicos lo están probando, pero pensamos que la aceptación va a ser tan buena como en el resto de países de Europa.
P. ¿Qué ha supuesto todo esto para Almirall?
R. Pues fue en su día una decisión estratégica y para nosotros ha supuesto un cambio en la visión de lo que significa la compañía.
P. ¿Tienen algún producto en el pipeline que permita el mismo nivel de optimismo?
R. Tenemos por delante el desarrollo de linaclotida, junto con Ironwood, para el síndrome del intestino irritable, que ya tiene la aprobación europea y que esperamos lanzar en España el año que viene. Paralelamente, hemos puesto en el mercado un producto para la espasticidad en la esclerosis múltiple, Sativex, que desarrollamos para el dolor oncológico. Unido a ello, tenemos una línea potente de desarrollo en Dermatología.
P. Además, las licencias de Januvia/Janumet (Merck), Seretida/Advair (GSK) y Lipitor (Pfizer) han dado y darán un buen impulso, ¿no es así?
R. La licencia de Lipitor la devolvimos, solo mantenemos las otras dos. Antes de eso ya se había convertido en el producto más vendido en toda la historia. Y el producto de GSK es el que más peso tiene hasta ahora en nuestra facturación en respiratorio.
P. ¿Cuál es la clave para que Almirall tenga tan buena consideración como partner?
R. Una es que siempre que obtenemos una licencia logramos buenos resultados, y eso se debe a nuestra red de profesionales, que saben llegar a los facultativos.
P. ¿Temen que alguna big pharma o una firma biotecnológica potente les absorba?
R. Miedo ninguno. Somos una compañía que está en Bolsa, pero el 70 por ciento del accionariado es de la familia Gallardo, muy comprometida con el proyecto.
P. En el área de medicamentos sin prescripción tienen ahora Almax, que ha sido desfinanciado. ¿Cuál es la estrategia?
R. Jugaremos con el formato, jugaremos con los precios en función de lo que nos permita el mercado. Y si vemos que anunciando el producto mejoramos su rentabilidad, lo haremos.
Los pacientes con EPOC ya disponen de una nueva alternativa terapéutica para tratar su enfermedad. Se trata del bromuro de aclidinio, un antagonista de los receptores muscarínicos desarrollado por la farmacéutica Almirall que favorece la relajación de la fibra muscular y actúa como broncodilatador.
Según Pilar de Lucas, presidenta de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, la principal aportación que realiza este fármaco con respecto a otros de la misma familia reside en que, además de la eficacia y la seguridad demostradas, supone la ampliación del abanico de las posibilidades de que disponen los facultativos. “Para nosotros es muy importante la variedad”, aseguró. “Concretamente”, dijo, “parece que el producto de Almirall puede tener un perfil más adecuado para aquellos pacientes que presentan sintomatología al despertar”.
Unido a esto, el director Médico y de Asuntos Regulatorios de la compañía, Joan Heras, destacó que además del principio activo la firma con sede en Barcelona es la responsable del desarrollo del dispositivo de administración, el inhalador Genuair.
Como característica principal, destaca su capacidad para asegurar una dosis correcta. Asimismo, cabe poner el foco en la sencillez de su utilización, factor clave para mejorar el cumplimiento terapéutico (97,5 por ciento, según un estudio realizado). “Se trata, por un lado, de un dispositivo que no requiere la coordinación entre la pulsación y la inhalación. Asimismo, incorpora un cortado automático de dosis, viene precargado y no admite reutilización”, señaló Heras.