Juan Nieto
Subdirector de El Global
| viernes, 11 de julio de 2014 h |

Un hombre llega al 4004 de una calle del Noroeste, junto a una farmacia en cuya vidriera se puede leer en letras de loza: Breslauer (“los judíos estaban desplazando a los italianos, que habían desplazado a los criollos. Mejor así; el hombre prefería no alternar con gente de su sangre”). El hombre se inscribe en una pensión bajo el nombre de Alejandro Villari, el enemigo del que huye, y ahí se inicia la espera. Al principio no sale de la casa, está a la espera. Con el paso de los días, al oscurecer, se atreve hasta a ir al cine que se encuentra a tres manzanas, en el que nunca pasa de la última fila y que abandona poco antes de acabar la sesión para regresar a la casa y seguir a la espera. Una espera que solo finalizaría si Villari muriese. Una espera que sobrelleva con la Divina Comedia de Dante Alighieri con el comentario de Raffaele Andreoli y en la que, cada noche, un sueño recurrente lo acompañaba hasta el amanecer: Villari acompañado por dos hombres entraban en la habitación con revólveres pero él les disparaba primero y les mataba, una noche sí y otra también. Eso sí, “una turbia mañana del mes de julio” abrieron la puerta y allí estaban Villari y otro hombre. El hombre pidió que esperaran y se dio media vuelta para retomar el sueño. “En esa magia estaba cuando lo borró la descarga”.

Este cuento, La Espera, de Jorge Luis Borges, es el relato de la realidad en la que vive el sector respecto a la Orden de Precios de Referencia, cuyo borrador se aprobó el pasado mes de abril y que se encuentra a la espera de, una vez que la ministra de Sanidad, Ana Mato la firmó, se concrete en el BOE (se prevé que así sea el sábado 12 de julio o bien ya el lunes 14 o el martes 15 de este mes). Un visto bueno anunció Agustín Rivero, director general de Cartera Básica de Servicios del SNS y Farmacia, pero que se retrasó por la necesidad de realizar “unos últimos arreglos” tras su paso por la Comisión Delegada de Asuntos Económicos.

La situación de espera en la que se encuentra la industria farmacéutica (que deberá aplicar los nuevos precios a partir del día siguiente a su publicación); la distribución (dispondrá de 20 días más); y las farmacias (el primer día del segundo mes siguiente a la fecha de aplicación de la OPR, y que también espera el proyecto de Ley de Servicios y Colegios Profesionales), es una situación que no resulta cómoda. Una situación de imprevisibilidad que no resulta lógica para un sector que tiene una importancia capital dentro del SNS y en el conjunto de la economía del país. Un sector que, de nuevo, como viene ocurriendo en los últimos años, vuelve a estar a la espera de una nueva descarga,

Robert Fisk:Journalism can be lethal” (“El periodismo puede ser letal”.

Los agentes del sector se encuentran a la espera de que les llegue otra descarga: la OPR

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