El papel terapéutico de los antibióticos es crucial, pero su empleo incorrecto y generalizado se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades crónicas como el asma y la enfermedad inflamatoria intestinal. Esto es debido a que alteran el equilibrio de la microbiota que nos acompaña a lo largo de nuestra vida. Motivo de ello, los medicamentos se han situado como el segundo factor que más impacto tiene sobre la misma, después de la dieta.
Uno de los efectos secundarios más conocidos de los antibióticos es la diarrea, que afecta a una cuarta parte de las personas que toman estos medicamentos. Aunque la mayoría de los episodios de diarrea causada por antibióticos suelen ser leves, se observan casos de diarreas persistentes. Estas diarreas que no remiten de forma espontánea se deben a que los antibióticos eliminan tanto a las bacterias patógenas responsables de la infección como a la gran mayoría de bacterias beneficiosas del intestino. Además, la alteración de la microbiota intestinal, junto con factores genéticos, tiene un impacto sobre el sistema inmunitario, lo que puede aumentar el riesgo de afecciones en el futuro como alergias o enfermedad celíaca.
Además de los antibióticos, algunos estudios apuntan que uno de cada cuatro medicamentos de uso habitual podría estar afectando al crecimiento de los microorganismos intestinales. Los antiinflamatorios como el ibuprofeno, los antidiabéticos orales, los inhibidores de la bomba de protones de la familia del omeprazol, los antihipertensivos, los suplementos de hierro y los laxantes, entre otros, también pueden alterar la composición y las funciones de la microbiota intestinal. En el mejor de los casos, puede tardar hasta tres meses a recuperarse. Pero hay especies de bacterias beneficiosas para la salud, como por ejemplo las bacterias productoras de butirato (Faecalibacterium, Eubacterium y Roseburia), que desaparecen por completo tras el tratamiento con antibióticos y otros medicamentos.
Síntomas de una microbiota alterada
No es fácil saber si una microbiota está alterada debido a los medicamentos de uso común, especialmente si se lleva tomándolos desde hace mucho tiempo. Entre los principales síntomas que pueden indicar que el equilibrio de la misma está alterado destacan los problemas digestivos. Son los que suelen aparecer primero porque la mayor parte de la microbiota habita en el intestino grueso (colon) y delgado. La hinchazón abdominal a medida que avanza el día, el estreñimiento, la diarrea, los gases y la alteración de la consistencia de las heces pueden ser indicadores determinantes.
Pero, además, la aparición o agravamiento de intolerancias alimentarias, el sobrepeso u obesidad que no mejora a pesar de hacer dieta, las enfermedades relacionadas con el sistema inmunitario (el asma, las alergias), el hipotiroidismo, o la propensión a coger gripes y catarros, herpes e infecciones genitourinarias, pueden ser otros posibles indicadores de una microbiota alterada.
Regenerar la microbiota
Algunos probióticos han mostrado ser efectivos para reequilibrar la microbiota intestinal y reducir el impacto de los medicamentos sobre la esta y la salud digestiva. El empleo de probióticos incluidos en las principales guías de gastroenterología para prevenir la diarrea que se produce después del tratamiento con antibióticos puede evitar la proliferación de especies resistentes al tratamiento. Además, las vitaminas B6, B12 y el ácido fólico contribuyen al normal funcionamiento del sistema inmunitario y l jengibre favorece el mantenimiento del bienestar gastrointestinal.