El cáncer de mama es el tumor más diagnosticado en mujeres y la primera causa de muerte por cáncer. De hecho, el 99% de cánceres de mama lo sufren las mujeres y sólo el 1% los hombres, tal y como recuerda Maite Climent, coordinadora del Grupo de Trabajo de Salud de la Mujer de SEFAC, en declaraciones a EG. Por ello, su prevención y detección temprana es fundamental y, en este sentido, el farmacéutico tiene mucho que decir.
Desde la farmacia comunitaria se debe “reforzar el compromiso y la importancia de concienciar sobre la prevención y detección temprana del cáncer de mama” porque “la promoción de la salud debe ser el pilar básico” de la profesión. De este modo, el abordaje de este tipo de cáncer debe incluir “multitud de aspectos que confluyen en esta enfermedad como la prevención (primaria, secundaria y terciaria), seguimiento de la enfermedad con una relación clínica con la paciente muy cercana, seguimiento de la efectividad y seguridad del tratamiento farmacológico, así como la resolución de todas las dudas y cuestiones que se vayan planteando en esta nueva etapa para la mujer”, expone Climent. Además, la labor de concienciación pasa por hacer visible la enfermedad y sensibilizar a la población mediante campañas y mensajes concretos.
Evitar los factores de riesgo
“La prevención primaria desde la farmacia comunitaria es imprescindible”, asegura la experta de SEFAC. A ello, se le debe sumar la educación sanitaria en un estilo de vida saludable. Y es que “el 40% de los cánceres se podrían evitar, ya que van ligados a los estilos de vida no saludables; una dieta sana y equilibrada puede ayudar a prevenirlos”, puntualiza.
Por tanto, a nivel de prevención primaria, la labor fundamental es “evitar los factores de riesgo y ayudar a las mujeres a realizar una correcta exploración mamaria”. “Incidir en mantener un estilo de vida saludable, acudir a todas las citas de programas de cribado organizados por las autoridades sanitarias y realizar autoexámenes para detectar cambios inusuales es una labor de prevención fundamental para las pacientes”, insiste Climent.
Estos son los principles factores de riesgo:
- Edad.
- Sexo femenino.
- Antecedentes familiares positivos.
- Factores reproductivos, como nuliparidad, edad temprana en la menarquia, edad avanzada en la menopausia y edad tardía en el primer embarazo a término).
- Uso de terapia hormonal prolongada (combinación de estrógenos y progestágenos).
- Hábito tabáquico y toma de alcohol.
- Obesidad y no realización de ejercicio físico.
Por otra parte, la educación sanitaria en el aprendizaje de la autoexploración mamaria es una labor que “se puede y debe realizar en farmacia comunitaria”. Aunque, para adoptar este rol, el profesional “debe formarse, colaborar con otros profesionales sanitarios y ser visible ante la sociedad por sus capacidades y competencias profesionales”.
En este contexto, Climent recuerda que la autoexploración mamaria debe ser mensual, en la semana siguiente al periodo, a partir de los 25 años. “Si es una mujer en edad menopáusica, no importa el día, pero debe ser una vez al mes en un día fácil de recordar, por ejemplo el primero o el último”, aconseja. “La técnica es sencilla: con los brazos extendidos, hay que observar que las mamas tienen forma y tamaño habitual, piel lisa y sin arrugas y que el borde inferior es liso y regular. Con los brazos en alto, se debe comprobar que no existe diferencia entre un pecho y otro y entre una axila y otra. Por último, hay que observar el pezón y areola, para ver si esta retraído o presenta costras o heridas”, explica.
En definitiva, estas son las actuaciones que debe realizar el farmacéutico:
- Ayudar en el control del consumo de anticonceptivos orales, promover visitas regulares a médicos y analíticas pertinentes.
- Educación en autoexploración mamaria.
- Educación ejercicio físico diario y hábitos dietéticos saludables.
- Educar en aumentar el periodo de lactancia materna.
- Control obesidad a partir de menopausia.
- Educación a mujeres mayores de 35 años fumadoras, usuarias de anticonceptivos orales: riesgo muy alto de trombosis venosa profunda.
- Deshabituación tabáquica
Fomentar la participación en cribados
Aunque la prevención es importante en cualquier etapa de la vida, Climent reconoce que “cuantos más años cumplimos más probabilidad tenemos de tener un cáncer”. “Hay etapas de la vida, donde vienen cambios grandes hormonales en la mujer, que suele ser entre los 40 y 60 años, donde hay una mayor incidencia de esta patología”, apunta. Por tanto, para un diagnóstico precoz a partir de los 50 años, la farmacia debe “colaborar en los programas de cribado, instruyendo a las mujeres perimenopáusicas en los programas de prevención de las autoridades sanitarias como son las mamografías cada dos años según la edad y comunidad autónoma”.
“La farmacia debe colaborar en los programas de cribado, instruyendo a las mujeres perimenopáusicas en los programas de prevención”
Tal y como señala Climent, el cribado supone “una ventana de oportunidad”. Por ello, desde la farmacia, que tiene un gran papel en la difusión de la importancia de la prevención, se debe insistir en la necesidad de acudir a todos los cribados poblacionales que establezcan las políticas sanitarias.
En este contexto, Climent afirma que “la mamografía es mucho más eficiente a partir de la menopausia, porque la mama es menos fibrosa y se ve cada vez mejor, además de que en la mujer menopáusica es mucho mayor la posibilidad de sufrir un cáncer de mama”. “Se hace desde los 50 años a los 65 o 70 años, depende de la comunidad, y se repite entre 18 y 24 meses”, expone. Sin embargo, en edades inferiores a los 50 años, Climent considera que las mamografías “deberían individualizarse, ya que el balance beneficio-riesgo difiere según riesgo basal”.
La experta destaca la importancia de este cribado por mamografía porque “va a detectar las microcalcificaciones, es decir, la precipitación de sales cálcicas por muerte de las células epiteliales anómalas centrales que crecen dentro del conducto, al no llegar los alimentos por difusión a todas ellas, algunas se deshidratan, precipitando”. Tiene una sensibilidad del 70-80% y globalmente la mamografía puede disminuir más de un 30% el riesgo de morir por cáncer de mama.
La importancia del consejo farmacéutico
La información que proporcionan los farmacéuticos a los pacientes es crucial para el abordaje de la enfermedad. Por ello, los profesionales “deben poseer los conocimientos y habilidades necesarias para mejorar la atención al paciente, ofrecer una atención farmacéutica efectiva y personalizada, comprendiendo sus necesidades y las características específicas de la enfermedad”. De este modo, para Climent es esencial “que los farmacéuticos comunitarios estén formándose de manera continua sobre los avances científicos y terapéuticos, incluyendo nuevas opciones de tratamiento y pautas de manejo”.
“Los farmacéuticos comunitarios deben formarse de manera continua sobre los avances científicos y terapéuticos”
Entre los pilares fundamentales para optimizar la atención al paciente desde las oficinas de farmacia se encuentra el asegurar un manejo adecuado de la medicación, además de fortalecer la confianza en los tratamientos y reforzar su adherencia.
Para ello, es necesario conocer los tratamientos farmacológicos, incluidas las terapias hormonales, quimioterapias y terapias dirigidas, para “garantizar la correcta dispensación, seguimiento y educación al paciente sobre el uso seguro y eficaz de los medicamentos”. Y, en este sentido, el profesional debe “conocer los efectos secundarios de la quimioterapia, radioterapia y demás fármacos para poder solucionar de forma eficiente las reacciones adversas”. “Es importante realizar un correcto seguimiento farmacoterapéutico, para implicar activamente a las personas en sus tratamientos”, concluye Climent.