El pasado abril, Matilde Sánchez se convertía en la primera mujer en asumir la presidencia de la Federación de Distribuidores Farmacéuticos (Fedifar) en sus cerca de cuatro décadas de existencia. Una vez pasadas las primeras semanas de adaptación a esta nueva responsabilidad, Matilde Sánchez — también vicesecretaria del Consejo Rector de Bidafarma y secretaria de la la Sociedad Europea de Cooperativas Farmacéuticas—, analiza con EG la actualidad y retos del sector mayorista de medicamentos en España —con o sin pandemia mediante—, así como el papel de esta federación como “nexo” de todas las entidades asociadas a ella.

Pregunta. Empezamos con una cuestión general. ¿Con qué objetivos asume esta responsabilidad?

Respuesta. Soy consciente de la responsabilidad que supone representar a toda la distribución farmacéutica de gama completa en España. Mi reto principal es profundizar en el diálogo y colaboración con las autoridades sanitarias, fuerzas políticas y resto de agentes sanitarios. Luego hay otras tareas permanentes en una patronal, y la Presidencia, a las que estar pendientes: velar por los intereses de las empresas integradas, estar atentos a cambios legislativos… Sobre todo, insisto, quiero promover la colaboración. El futuro del sector pasa por proyectos colaborativos entre sus agentes.

P. ¿Y a nivel interno, respecto al funcionamiento de la propia Fedifar?

R. Es importante conseguir que, internamente, todos los asociados vean en Fedifar un punto de encuentro en el que trabajar por objetivos comunes a todos ellos.

P. Por pura actualidad, ¿qué balance hace del papel que viene jugando la distribución en la pandemia?

R. Si tengo que hacer un resumen, es el de “excelente”. Podemos hablar de etapas. En los inicios, el objetivo pasaba por asegurar lo que ya se llevaba a cabo antes de la irrupción de la COVID-19: mantener el suministro de medicamentos, evitando desabastecimientos. Poco a poco hubo que ir adaptando procesos, tanto internos, como protocolos de seguridad, como de logística, y conseguir aprovisionarse de material sanitario de protección en mercados nuevos. Fedifar coordinó la adquisición 27 millones de mascarillas que trajo a España a través de un corredor aéreo abierto por la patronal en el aeropuerto de Ciudad Real. Con el paso del tiempo, además de seguir asegurando todo lo anterior, el sector tuvo la capacidad de incorporar incluso nuevos servicios, como la colaboración logística en la entrega de medicamentos hospitalarios o test en farmacias, así como el almacenaje, custodia y reparto de las vacunas frente a la COVID-19.

P. Luego ahondaremos en esos servicios. Pero, continuando con la actualidad, recientemente ha tenido lugar un encuentro de Fedifar con el Ministerio de Sanidad. ¿Qué feedback se llevó de la reunión?

R. Me quedo sobre todo con que la directora de Farmacia, Patricia Lacruz, es plenamente consciente de la labor que está desarrollando este sector mayorista en la pandemia. Por nuestra parte, le reiteramos nuestra total disposición a seguir colaborando con el SNS.

P. Respecto al apoyo logístico en la dispensación en farmacias de medicamentos hospitalarios, ¿debería ser un servicio asentado al margen de la pandemia?

R. Lo ideal sería que, en esta época pandémica en la que continuamos, este servicio fuese replicado en más CC.AA de aquellas en las que ya está presente. Es notorio que hay satisfacción en las administraciones y pacientes con este modelo, por lo que debería asentarse.

P. Diversas CC.AA se hayan apoyado en la distribución farmacéutica para el almacenamiento y reparto de las vacunas frente a la COVID-19, ¿dice mucho del músculo logístico de este sector?

R. Es muy positivo. Desde Fedifar se canalizó este ofrecimiento a nivel nacional vía Ministerio y luego cada CC.AA decidió apoyarse o no en sus mayoristas locales. Las vacunas son medicamentos, ¿quién mejor para custodiarlos que la distribución farmacéutica? Además, con el positivo añadido de que algunas de estas vacunas, como la de Pfizer, tienen unos requerimientos de conservación en ultracongeladores que hasta ahora no se habían manejado en nuestras entidades, y se adaptaron perfectamente. La gestión logística en torno a las vacunas ha dado visibilidad a la distribución farmacéutica en España.

P. Hemos hablado de ofrecimientos constatados. Hablemos ahora de reclamaciones también constatadas de este sector. Una de las ‘históricas’ es que la legislación nacional refleje su derecho al suministro.

R. El derecho al suministro no es ya, a día de hoy, una preocupación. Aunque no fue a través de un reconocimiento directo sobre esta cuestión, el Tribunal Supremo ya reflejó en un fallo que el Gobierno debe asegurar el suministro a los mayoristas farmacéuticos. Eso aporta tranquilidad aunque siga sin estar reflejado expresamente en una ley.

P. ¿Cuál es la actual ‘salud’ económica del sector? A causa, o al margen, de la pandemia…

R. No voy a hablar de entidades concretas, pero, en líneas generales, las empresas de distribución vienen trabajando en los últimos años en estructuras sólidas que garanticen esta sostenibilidad. Bien sea con movimientos cooperativistas, de concentración, con inversión en tecnología, con la adaptación de sus centros logísticos… Mucho del trabajo ya estaba hecho cuando ha llegado la pandemia. Creo que se puede hablar de una salud estable.

P. En esa salud estable, ¿cuánto de importante es que las distribuidoras ya no miren solo a un lado (las farmacias) y también sean partners del otro lado de la cadena (industria e Administraciones)?

R. Tiene incidencia, pero no creo que esa diversificación de servicios a otros agentes tenga una exclusiva motivación económica detrás, sino de la propia evolución del sector farmacéutico y la cadena del medicamento.

P. Tras unos años en boga, con importantes operaciones, parece que los aires de concentración y fusión en el sector se han calmado. ¿No son buenos tiempos o apenas queda margen de actuación?

R. No sé si seguirá habiendo este tipo de operaciones, pero creo que la concentración tiene su tope. También es necesario contar con un tamaño suficiente o gestión eficiente para poder acometer estas operaciones.

P. Un asunto en el que, como testigos directos, la distribución tiene mucho que decir es el desabastecimiento de medicamentos. La Aemps asegura que este problema de faltas está remitiendo. ¿Así se ve en este eslabón?

R. Primero, hay que insistir en que no es un problema nacional, sino internacional. Y grave y que da dolores de cabeza. Si no se pueden atender las necesidades de los pacientes es un fracaso de la cadena del suministro. Las causas son diversas y difíciles de atajar: de fabricación, comerciales, precio… La distribución es la principal interesada en atajar este problema, porque deja de atender a su principal cliente: la farmacia. Colaboramos con la Aemps en el Plan nacional contra los desabastecimientos poniendo a su disposición un sistema de detección temprana de faltas que permite adelantarse en dos semanas a la aparición de este problema en las farmacias. Pero cuando la escasez tiene origen en la fabricación poco o nada podemos hacer, más allá de gestionar esa escasez.