Madrid | viernes, 17 de noviembre de 2017 h |

Desconocemos —o al menos quien firma estas líneas— si al otro lado de los Pirineos también se hace uso del dicho que asegura que “a la tercera va la vencida”. Sea o no así, la profesión farmacéutica espera que no se cumpla esta máxima en el asunto que nos ocupa: el espíritu liberalizador que siempre ha caracterizado al que desde el pasado mes de mayo ostenta la presidencia de la República, Emmanuel Macron.

Respecto a la desregulación del modelo farmacéutico francés, ya lo intentó por primera vez en 2008, en su condición por entonces de autor del conocido como ‘Informe Attali’ que instaba expresamente a desregular el modelo farmacéutico galo. En 2014, ya como ministro de Economía, volvió a la carga, y también sin éxito, a través de la denominada Ley para la Actividad e Igualdad de Oportunidades. En concreto, del texto final de esta norma se ‘cayó’ la posibilidad de permitir la entrada de capital no profesional en la propiedad de farmacias que sí figuraba en su borrador inicial.

Ahora, la farmacia francesa quizá tenga que salvar el nuevo envite ‘liberalizador’ del que actualmente es el Presidente de la República. Es precisamente su condición de Jefe de Estado lo que añade un plus de temeridad respecto a que en esta ocasión sí lleguen a buen puerto sus intenciones. Dentro de ese constante espíritu liberalizador que le ha acompañado en sus diversos puestos de responsabilidad, el ahora presidente de Francia ha encargado al Ministerio de Economía que trabaje en un proyecto de ley para “transformar la economía francesa” a través, entre otras medidas, de la desregulación de ciertos sectores profesionales, según publican medios nacionales como Le Monde.

Las intenciones pasarían por contar con un primer texto a lo largo del primer trimestre de 2018, para aprobar el texto definitivo en la primavera del próximo año. En este sentido, actualmente ya se están produciendo reuniones interministeriales para discutir canalizar este ‘encargo’ del Jefe de Estado francés.

La profesión reconoce el “riesgo”

Mientras, en la profesión farmacéutica gala han vuelto a saltar las alarmas. Por ejemplo, el sindicato farmacéutico galo USPO —que en este país ejercen responsabilidades de patronal— ya ha avisado de “riesgo de desregulación”.

Por ello, la USPO ha anunciado que se mantendrá “extremadamente vigilante” y en “contacto permanente” con el Ministerio de Salud para defender la profesión.

En este sentido, este sindicato ha recordado que la reciente firma del nuevo concierto económico de las farmacias francesas con los aseguradoras públicas para el próximo trienio —que introduce un modelo de remuneración mixta y el abono de servicios— es la “mejor defensa” y permite afrontar “los nuevos desafíos” a los que puede someterse la farmacia.

Esta amenaza se une a un reciente informe del Tribunal de Cuentas de Francia que, dentro de sus propuestas para la nueva Ley de Financiación de la Seguridad Social gala, ponía en solfa la farmacia regulada. En concreto, abogaba por reducir al 50 por ciento el mapa farmacéutico y permitir la entrada de capital no profesional, y acusaba al Gobierno de ser “demasiado protector” con el sector.