Entre las reacciones adversas de algunos medicamentos pueden encontrarse la reducción de reflejos, mareos, somnolencia, confusión o aturdimiento. De hecho, uno de cada tres fármacos comercializados en España puede causar efectos adversos que pueden influir en la capacidad de conducir vehículos o manejar maquinaria peligrosa de forma segura.

Los posibles efectos de cada medicamento aprobado son siempre objeto de evaluación y de información, en su caso, en el prospecto autorizado. En este sentido, la labor informativa del farmacéutico es de gran relevancia en este campo, ya que no sólo contribuye al correcto uso del medicamento, sino que con ella puede disminuir potencialmente el riesgo de accidentes en este tipo de pacientes.

El Colegio Oficial de Farmaceuticos de Madrid (COFM) recuerda que tres de cada diez conductores están tomando algún medicamento y, de ellos, el 64 por ciento tiene prescritos dos o más fármacos simultáneamente.

Asimismo, cerca del 10 por ciento de los fallecidos o lesionados por accidentes de tráfico se encontraba bajo tratamiento de algún fármaco psicoactivo y alrededor del cinco por ciento de los accidentes viales en España se relacionan con los medicamentos, según datos de la Dirección General de Tráfico recogidos en el Documento de consenso ‘Fármacos y conducción’, elaborado por la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), la Sociedad Española de Medicina de Tráfico (SEMT) y la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC).

Por su parte, el inicio de un tratamiento o el aumento de la dosis merece especial atención porque puede disminuir los reflejos o la capacidad visual y auditiva del conductor.

Medicamentos que más afectan a la conducción

Uno de cada tres medicamentos comercializados (33,9 por ciento) en España, según datos del Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCOF), incorpora el pictograma de advertencia en su envase, que consiste en un triángulo rojo con un vehículo en su interior, que alerta sobre la necesidad de leer el prospecto donde están descritos todos los efectos adversos que pueden afectar a la capacidad de conducción.

Entre los medicamentos prescritos con más frecuencia que pueden afectar a la capacidad de conducción destacan los que actúan sobre el sistema nervioso central, como las benzodiacepinas (lorazepam, bromazepam o diazepam). Pueden producir sedación y disminución de los reflejos, entre otras alteraciones.

La conducción bajo los efectos de los antihistamínicos de primera generación para tratar la alergia (sobre todo, al inicio del tratamiento) también está desaconsejada, ya que provocan somnolencia, visión borrosa, alteraciones visuales y alucinaciones.

Antidepresivos, antiepilépticos, neurolépticos, analgésicos opiáceos o antimigrañosos son fármacos que están relacionados con efectos adversos como la fatiga, vértigos, somnolencia, letargo, visión borrosa, euforia, mareos, debilidad y otras alteraciones que los pacientes deben conocer.

Otros medicamentos de gran uso como el ácido acetilsalicílico, el ibuprofeno, el omeprazol, la metformina o antigripales con clorfenamina también pueden provocar reacciones indirectas que entrañan un grave riesgo para la conducción.

Existen, además, patologías que pueden interferir en la capacidad de conducir, como la demencia, el Parkinson, la epilepsia, los trastornos psiquiátricos, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y la apnea del sueño.


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