Si el año 2023 fue el que reveló el potencial de los nuevos fármacos contra la obesidad, 2024 es en el que ya son una realidad en las farmacias españolas. Aunque fuera de financiación pública, estos tratamientos ya están disponibles en las boticas bajo prescripción médica. A principio de año Ozempic y Wegowy (ambos contienen la semaglutida como principio activo, aunque en su ficha técnica el primero tiene indicación para diabetes y el segundo de pérdida de peso), de Novo Nordisk, empezaron a estar disponibles en territorio nacional. En julio se sumó Mounjaro (tirzepatida) de Lilly.
Los resultados en ensayos clínicos reflejan su potencial en el control de peso, siempre acompañados de un abordaje integral en el que se incluyen una dieta adecuada y la realización de actividad física. El Consejo Oficial de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) no dispone por el momento de datos sobre la dispensación de estos medicamentos en España, pero ponen de relieve la importancia de la figura de los farmacéuticos de cara a su dispensación. “Se trata de medicamentos dispensables en farmacia comunitaria, por lo que los farmacéuticos ejercen funciones clave para garantizar su correcto uso”, expone Pablo Caballero, farmacéutico del área de Divulgación Científica del CGCOF.
Papel de la farmacia
El papel de la farmacia y los farmacéuticos es fundamental por diferentes motivos. Primeramente, como indica Caballero, “se trata de medicamentos de conservación en nevera (a temperaturas de entre 2 y 8ºC), por lo que es fundamental mantener la cadena de frío en todo momento”. “Para ello, el farmacéutico puede recomendar a los pacientes que acuden a la farmacia que lleven consigo una bolsa isotérmica para transportar medicamentos, algo que es especialmente importante en épocas de temperaturas muy elevadas, e incidir en el consejo de guardarlos en el frigorífico al llegar a casa”. Aun así, el experto especifica que “una exposición puntual y breve (de cinco o 10 minutos) de estos medicamentos a temperaturas ambientales superiores a 8ºC no mermará sus características de seguridad, eficacia o calidad, por lo que el transporte en bolsa isotérmica solo es imprescindible si el paciente no puede acudir rápidamente a casa”. Otra concreción que añade el farmacéutico es que “estos medicamentos tampoco se deben congelar, pues podrían perder eficacia”.
En España, estos fármacos se comercializan bajo diferentes presentaciones y a cada paciente se le prescribirá la que los profesionales médicos consideren más adecuadas. Pero en este contexto, como explica Caballero, “además de reforzar la importancia de respetar la pauta de administración y la dosis indicada por el médico, el farmacéutico puede instruir al paciente sobre la forma correcta de administración, pues se trata de medicamentos de administración por vía subcutánea”.
Y es que, estos medicamentos se presentan en forma de pluma precargada. Por ello, Caballero desarrolla que “el paciente podrá administrarse el medicamento a sí mismo en el abdomen, en el muslo o en la parte superior del brazo”. “En caso de que la pluma contenga una única dosis, se deberá desechar la pluma tras la administración en un recipiente específico para objetos punzantes (nunca en la basura doméstica), y si contiene más de una dosis, se deberá desechar la aguja inmediatamente después cada administración y utilizar una aguja nueva para inyectar la siguiente dosis”, agrega.
Control del suministro
En otros países como Estados Unidos, se ha registrado una demanda inusitada de estos fármacos, registrándose problemas de suministro en algunos casos. En España, como recuerda Caballero, “tanto la Agencia Española del Medicamento y Producto Sanitario (AEMPS) como el CGCOF disponen de sistemas de información relativos a los problemas de suministro de medicamentos”.
“En este sentido, en los últimos meses se han producido algunos problemas de suministro con algunos de estos medicamentos que han motivado la emisión de varias notas informativas y medidas para paliar estos problemas por parte de la AEMPS”, detalla el farmacéutico. La última de ellas, expone Caballero, “fue en abril de 2024, lo que recuerda la importancia de que estos medicamentos se utilicen únicamente en su indicación, teniendo en cuenta que algunos cuentan con indicación solo en el tratamiento de la diabetes mellitus de tipo 2 y no en el tratamiento de la obesidad o el sobrepeso”.
No obstante, de la misma manera que sucede con otro tipo de fármacos, dadas las características del sistema sanitario estadounidense y el español, es difícil que se repliquen determinados problemas en territorio nacional. En palabras de Caballero, “todos estos medicamentos empleados como tratamiento de la diabetes mellitus de tipo 2 y/o el sobrepeso o la obesidad se encuentran sujetos a prescripción médica, por lo que únicamente pueden dispensarse con receta. Este requisito ya implica un control sobre la dispensación”.
Por estos motivos, según el farmacéutico, “salvo que exista una causa justificada (por ejemplo, invalidez de una receta, sospechas de falsificación de una receta o la ausencia de ésta en el caso de medicamentos sujetos a prescripción), el farmacéutico deberá dispensar el medicamento demandado en las condiciones reglamentarias establecidas, por lo que la labor de este profesional pasa por ofrecer información a los pacientes sobre el uso correcto de estos medicamentos, el modo de administración y la importancia de respetar la dosis y la pauta de administración”. “Además, cuando estos medicamentos se empleen con el objetivo de reducir el peso, se incidirá en la importancia del cambio de hábitos, pues su uso se debe acompañar de una dieta adecuada y de ejercicio físico, que permitirán tanto mantener la pérdida de peso lograda como mejorar la calidad de vida y reducir el riesgo de comorbilidades asociadas al sobrepeso o la obesidad”, agrega.
Abordaje integral
Y es que, como recalca el farmacéutico y han puesto ya de manifiesto diferentes profesionales, estos fármacos han de formar parte de una ecuación en la que también se integre una correcta alimentación, así como la práctica de ejercicio físico, ambos adaptados a las condiciones de cada paciente. “El cambio en los hábitos de vida es una condición necesaria para el mantenimiento de un peso saludable, pues, aunque en ciertos casos esté indicado el uso de medicamentos, una vez que estos dejen de administrarse se podrá recuperar el peso perdido si no se produce este cambio de hábitos”, asevera Caballero. Cabe destacar que, en la actualidad, los estudios que han avalado la autorización de estos fármacos recogen que deben ser usados en un régimen de mantenimiento para evitar volver a la situación anterior; no obstante, hay estudios en marcha para evaluar la posibilidad de desescalar estos tratamientos sin que se produzca un ‘efecto rebote’.
Por último, Caballero plantea que “Hay casos de sobrepeso están relacionados con hábitos de vida poco saludables, lo que deja un amplio margen tanto para la prevención como para un tratamiento no farmacológico, evitando así posibles efectos secundarios”.
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