La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) alerta de que el periodo de calor intenso de este año que ha comenzado esta semana se extenderá hasta el 15 de agosto. Ante este escenario, desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) advierten de la necesidad de cumplir con las recomendaciones de uso y conservación de los medicamentos.
En concreto, hasta 7.500 presentaciones comercializadas y dispensables en farmacia comunitaria, cerca del 50 por ciento de un total de 15.000, precisan de especial precaución durante una ola de calor, especialmente en los fármacos que deben conservarse en la nevera, como los medicamentos con indicación en el tratamiento de la diabetes o las vacunas.
Medicamentos y vacunas, conservación en nevera
En España hay comercializadas más de 1.000 presentaciones de medicamentos que deben conservarse en la nevera a una temperatura de entre dos y ocho grados. De ellas, alrededor de 400 son dispensables en las farmacias comunitarias y el resto son de uso hospitalario. En estos casos, el Consejo General recomienda utilizar una nevera portátil para transportarlos hasta casa y conservarlos a temperatura indicada, utilizándolos tan pronto como se hayan sacado del frigorífico, especialmente en estas fechas en las que más viajamos.
Por su parte, en el de las vacunas que deben mantenerse en nevera, la operativa es la misma. Entre el centenar de vacunas comercializadas y disponibles en las farmacias se encuentran algunas vacunas antigripales, indicadas frente a la hepatitis B o C o frente al rotavirus, que es una de las principales causas de diarrea grave en niños menores de cinco años.
El prospecto del fármaco, clave
Las recomendaciones de uso y conservación de los medicamentos y vacunas están recogidas en su prospecto. Desde el Consejo General de Farmacéuticos se recuerda la importancia que tiene su lectura antes de utilizarlos. Asimismo, ante cualquier duda que surja respecto a este ámbito, se debe preguntar al farmacéutico, especialmente en los productos que necesitan de conservación especial, sea en frío o una temperatura inferior a 20 o 30 grados.
¿Cómo afecta el calor a los medicamentos?
Los medicamentos que deben conservarse a una temperatura por debajo de 25 o 30 grados tienen un límite superior de tolerancia, y el rebasar puntualmente estas temperaturas no tiene consecuencia sobre la estabilidad o la calidad de medicamentos. No obstante, hay que supervisar las condiciones de conservación de este grupo de fármacos que agrupa a cremas, pomadas, geles, supositorios y óvulos.
Por ejemplo, en cremas o pomadas se puede producir una separación de las fases, en las que el medicamento deja de tener un aspecto homogéneo y se puede distinguir una parte acuosa o semisólida; en el caso de los óvulos o supositorios se pueden reblandecer. En estos casos, se recomienda evitar utilizarlos.
Asimismo, los estudios de los medicamentos que no comportan ninguna mención especial de conservación demuestran que no se degradan cuando son expuestos a temperaturas de 40 grados durante seis meses.
Medicamentos que pueden agravar los efectos de la ola de calor
Por otro lado, hay fármacos que pueden agravar los efectos de las altas temperaturas. Algunos favorecen la deshidratación o la pérdida de electrolitos, como los diuréticos. Otros afectan a la funcionalidad del riñón, como los antiinflamatorios. También existen medicamentos que interfieren con los mecanismos de pérdida de calor de nuestro cuerpo. Por ejemplo, los antihistamínicos o fármacos para el Parkinson. Por último, hay fármacos que pueden aumentar de forma directa la temperatura corporal, como analgésicos como tramadol o antipsicóticos para esquizofrenia.
Recomendaciones para un verano saludable
El CGCOF ha lanzado la campaña “Cuidados del verano 2024” para disfrutar del verano de una forma saludable en la que se incide en la importancia que tiene para la piel una correcta fotoprotección y que incluye una guía con los aspectos a tener en cuenta al elegir unas gafas de sol y el uso de las plantas medicinales.
Además, los farmacéuticos recomiendan beber alrededor de dos litros de agua y aumentar el consumo de frutas y verduras. En cuanto al uso de fotoprotectores orales, recuerdan que nunca van a sustituir a los fotoprotectores tópicos y que son un complemento que permite alcanzar una protección frente al sol más profunda e integral.