En febrero se cumple un año desde que comenzó la invasión rusa a Ucrania y la posterior guerra entre ambos países. Millones de personas han tenido que emigrar o desplazarse a otras zonas del territorio y cerca de 7 mil civiles han muerto, según Naciones Unidas. Ante esta situación, el sector farmacéutico ha querido mitigar las necesidades del pueblo ucraniano y ha ofrecido una respuesta humanitaria a quienes más lo necesitan. Un apoyo canalizado principalmente por diversas ONG que, desde España o sobre el terreno, han movilizado medicamentos, material sanitario, alimentos básicos y otros recursos. Tras muchos meses de un enorme esfuerzo, piden que esa llama solidaria no se desvanezca, porque el conflicto aún está lejos de su final.
“Además de enseres de primera necesidad o kits nutricionales y de higiene, hemos realizado una atención sanitaria y psicológica a miles de personas”.
Sara Valverde, presidenta de Farmamundi
El envío de suministros a un país en guerra no ha sido, ni es, una tarea sencilla. A pesar de la cercanía —en menos de tres días puede llegar un camión a la frontera con Polonia—, existen muchos obstáculos adicionales a los generados por el propio conflicto. Sobre todo cuando se trata de medicinas o material sanitario, que deben cumplir todo tipo de garantías técnicas y legales. Las donaciones particulares de fármacos no están permitidas, a pesar de la voluntad de muchos ciudadanos de colaborar. Circunstancia con la que tuvieron que lidiar muchas organizaciones en las primeras semanas de la contienda. Las recogidas deben venir de laboratorios, distribución y hospitales, tal y como estipula la Aemps, y las caducidades deben ser superiores a 15 meses. Su circulación también está delimitada, pues los medicamentos no sólo tienen que estar documentados, también custodiados por un técnico y demostrar trazabilidad durante todo su recorrido.
“Llevar medicinas a un país en guerra ha sido un proceso muy complejo. Tras coordinarnos con las autoridades sanitarias europeas y el Ministerio de Salud de Ucrania, hemos conseguido enviar más de 80 toneladas de medicamentos y material sanitario, que cumplen todas las normas de calidad y seguridad exigidas”, afirma Sara Valverde, presidenta de Farmamundi. “Fue una situación muy caótica porque el medicamento no podía salir del circuito farmacéutico, había que mentalizar a las personas sobre cómo donar”, explica Ángel Huélamo, director de Farmacéuticos Sin Fronteras (FSF). Un relato que comparten más compañeros de otras ONG. “Si dentro de la caja no está lo que pone en el albarán no te lo admiten. Era difícil mantener todo controlado, que no falle ningún detalle porque pierdes la carga”, advierte Penélope Gámez, presidenta de Farmacéuticos Solidarios.
“Al principio nos encontramos con muchos problemas porque los envíos no llegaban o acababan en el mercado negro”
Penélope Gámez, presidenta de Farmacéuticos Solidarios
No sólo se trata del envío, también hay que asegurarse de que las donaciones llegan al lugar donde se necesitan. “Al principio nos encontramos con muchos problemas porque los envíos no llegaban o acababan en el mercado negro”, cuenta Penélope. Además, los campos de desplazados varían de sitio, lo que dificulta esa labor. En ese momento son primordiales los socios locales, ya que operan en el terreno y se responsabilizan de que se haga un buen uso de los lotes recibidos. FSF trabaja con varios grupos, uno de ellos es el grupo de especialistas en emergencias Sar-Navarra, que conformó un clúster de entidades españolas de diferentes ámbitos y abrió una línea de transporte entre Pamplona y Leópolis. Estas organizaciones conocen de primera mano las circunstancias y las necesidades de los ciudadanos.
“Nos pedían bolsas de cadáveres debido a la gran cantidad de muertos que se acumulaban”
Ángel Huélamo, director de Farmacéuticos Sin Fronteras (FSF)
FSF envía medicamentos y productos sanitarios gracias a las donaciones de la industria farmacéutica, laboratorios, Colegios Oficiales, distribuidoras o particulares. Han enviado dos ambulancias y cerca de 20 camiones que cargaban, además de medicinas, productos sanitarios que escaseaban entre los sanitarios locales. “Nos pedían bolsas de cadáveres debido a la gran cantidad de muertos que se acumulaban”, confiesa Huélamo. Relevante también el envío de ‘cunas nido’ debido al gran número de partos prematuros entre las mujeres ucranianas y que sólo necesitan de una batería de un coche para funcionar.
Además de medicinas, alimentos y material sanitario donado por farmacias o particulares, desde Farmacéuticos Solidarios también han coordinado la acogida de ciudadanos ucranianos en nuestro país. “En los mismos autobuses en los que llevábamos la ayuda, nos traíamos a gente”, explica Penélope. Ellos se encargaban de regularizar su situación y buscar familias de acogida. A veces, incluso, de manera sobrevenida por aquellos que hacen negocio de la desesperación. “Tuvimos que hacernos cargo de una familia que había pagado a una persona para que les sacara del país, pero les dejó tirados en Francia”. A pesar de los momentos de tensión y de sufrimiento, todo el esfuerzo “merece la pena, porque el agradecimiento de aquellos que vienen es enorme”.
“Había que hacer algo, somos expertos en el transporte del medicamento”
Sofía Azcona, directora Fundación Cofares
La mayoría de Ucranianos que no pueden o no quieren abandonar su hogar precisan de un cuidado que va más allá de los propios suministros básicos e imprescindibles. Es ahí donde cobra una gran importancia el auxilio directo que ofrecen desde Farmamundi ya que, además de la entrega de “enseres de primera necesidad, kits nutricionales, de higiene o grupos electrógenos, hemos llevado a cabo una atención sanitaria y psicológica a miles de personas”, traslada su presidenta.
Un reto para muchas organizaciones
“Había que hacer algo, somos expertos en el transporte del medicamento”, comenta Sofía Azcona, directora de la Fundación Cofares. En aquellos momentos de incertidumbre, desde la Fundación ofrecieron no sólo su experiencia y sus conocimientos sobre cómo enviar productos, también han donado varios miles de botiquines solidarios a través de un convenio con la ONCE y realizaron una captación de fondos entre profesionales y empresas colaboradoras. Gracias a ello enviaron un camión refrigerado con insulina, un medicamento muy solicitado por dificultad de acceso a dosis entre la población. Fenin aprovechó ese envío para incluir toneladas de productos farmacéuticos, ropa para quirófano, guantes consumibles, material de diagnóstico o equipamiento hospitalario.
Para canalizar esa ayuda consiguieron una homologación como empresa colaboradora gracias a un acuerdo con la Aemps y la Dirección General de Protección Civil Europea y Operaciones de Ayuda Humanitaria (ECHO) de la Comisión Europea, que coordina las ayudas de la UE a Ucrania. “Tuvimos que hacer una investigación profunda de cómo presentar una oferta. Es mucho más difícil la entrega a quién, cómo y dónde, que la recogida de fondos”, admite Azcona.
También es indispensable mantener el contacto constante con las organizaciones y autoridades locales. “Desde que empezó la guerra estamos en permanente contacto con todas las entidades con las que colaboramos para ofrecerles nuestra ayuda”, cuenta Carlos Fernández, secretario de la Fundación Hefame. Esta cooperativa lanzó la campaña ‘Somos solidarios con Ucrania’ para recaudar fondos. “Lo más importante para nosotros es que la ayuda llegue en su totalidad”. Desde Farmamundi también inciden en que es clave una comunicación que ellos mantienen con autoridades, la embajada de Ucrania y otras ONG.
“Los farmacéuticos y la red de farmacias somos un activo social de primer orden que impulsa siempre iniciativas con especial atención a colectivos vulnerables”
Jesús Aguilar, presidente del CGCOF
Apoyo del Consejo General de Farmacéuticos
Desde el CGCOF también han sido sensibles, como no podía ser de otra manera, al drama de una guerra al que se unen las dificultades de los ciudadanos para acceder a los servicios sanitarios y asistencia farmacéutica. “Más allá de la ayuda que destinamos, nuestra acción se ha dirigido en dos líneas: favorecer las donaciones y que las farmacias pudiesen ofrecer el mejor servicio a los refugiados que vinieron a España”, detalla Jesús Aguilar, presidente del CGCOF.
Para ello impulsaron la campaña ‘Si la guerra nos duele a todos, la solidaridad es el mejor tratamiento’ junto con Farmamundi y Farmacéuticos Sin Fronteras. Además, ofrecen formación para que las donaciones se hagan conforme a los criterios establecidos y las carencias de la población para “garantizar que todo el esfuerzo realizado da sus frutos: ya que los medicamentos llegan con dificultad y no siempre ajustados a las necesidades reales de la población”.
El presidente del CGCOF ha tenido la oportunidad de reunirse con el director de la Asociación Farmacéutica Ucraniana, Oleg Klimov, y estar en contacto con la Agrupación Farmacéutica Europea (PGEU) para trasladar la solidaridad y el apoyo de la profesión farmacéutica española. “Los farmacéuticos y la red de farmacias, por nuestra accesibilidad, profesionalidad y cercanía con el ciudadano, somos un activo social de primer orden, comprometido con la comunidad, e impulsando siempre iniciativas con especial atención a colectivos vulnerables”, sostiene Aguilar.
Continuar con el esfuerzo
Las organizaciones que han estado en primera línea durante todos estos meses trasladan que el ritmo de donaciones se ha reducido mucho desde que empezó el conflicto. En un momento donde la escalada bélica prosigue es apremiante que la ayuda llegue a quienes lo necesitan. “La situación se va a poner más complicada porque siguen entrando nuevas familias”, lamentan desde Farmacéuticos Solidarios. “Ahora no podemos realizar el mismo número de envíos. Intentamos mantener las donaciones, pero económicamente no nos llega”.
Desde FSF mantendrán acciones previstas dentro del país, con especial atención a los productos que tienen mucha demanda, como artículos de higiene, alimentos, cunas, medicamentos y material sanitario. Desde Farmamundi continuarán con la acción directa en Ucrania donde, además de los suministros de medicamentos, realizarán varias iniciativas centradas en la prevención y tratamiento de la salud mental y también habilitarán alojamientos seguros en centros de estancia temporal para la población desplazada. Estas ONG, junto con el resto del sector, piden que la emergencia en Ucrania no caiga en el olvido y la colaboración del sector continúe hasta que se alcance la paz.