Para algunas personas la farmacia es un establecimiento donde adquirir los medicamentos que le han recetado tras una consulta con el médico. Pero para otras, representa mucho más que eso: un lugar de encuentro donde acuden a preguntar sus temores, a buscar consejo, incluso a relacionarse con un profesional sanitario que dedica su tiempo y sus conocimientos para mejorar su salud. Si bien es cierto que el eje de la botica es el medicamento, la función del farmacéutico va más allá de la dispensación o de sus competencias profesionales, detrás hay una labor social que para muchas personas, sobre todo las más vulnerables, es esencial en su día a día.
«Cuando los centros de salud cierran somos el único profesional que tiene el ciudadanos para comentar sus inquietudes»
Silvia Represa, vocal de OF del COF de La Coruña.
La farmacia en muchas ocasiones es el establecimiento sanitario más cercano a los ciudadanos incluso, como en muchas poblaciones rurales, el único que existe. Eso conlleva que quien acude, sobre todo en esas circunstancias, lo haga con confianza y esperanza por encontrar a alguien que pueda resolver su preocupación. «La mayoría de las veces el centro salud cierra a las dos y durante la tarde o los fines de semana somos el único profesional que tiene el ciudadano para comentar sus inquietudes», comenta Silvia Represa, vocal de OF del COF de La Coruña. Gracias a ello, se crea un sentimiento de pertenencia entre una población y su entorno donde la botica actúa como eje vertebrador de un territorio. «La farmacia es un eslabón que hace que la gente se sienta parte de una comunidad. Siempre decimos que la fuerza viva son el cura, el alcalde, el maestro y el farmacéutico», incide José Luis Soler, vocal de OF del COF Alicante.
«Hemos puesto pendientes a 3 generaciones de la misma familia, la abuela, la madre y la hija»
Fran Zapata, vocal de OF del COF de Almería
Este hecho es posible por el arraigo que existe entre la localidad, sus vecinos y la farmacia. Una relación que puede ser de muchos años. «Hemos conocido varias generaciones de la misma familia. Te enteras de toda su vida, qué hacen, sus viajes, aficiones… es quizá lo más bonito de la profesión, la relación que estableces a lo largo del tiempo», cuenta Juan Garrido, vocal de Oficina de Farmacia del CGCOF. Una circunstancia que también ejemplifica Fran Zapata, vocal de OF del COF de Almería. La farmacia donde trabaja lleva abierta casi medio siglo. «Hemos puesto pendientes a 3 generaciones de la misma familia, la abuela, la madre y la hija», comenta orgulloso.
«Tenemos una relación de amistad con el paciente. Desde le momento que entran por la puerta conocemos su nombre y sus tratamientos. Ellos saben que vamos a estar aquí»
Silvia Represa, vocal de OF del COF de La Coruña.
La responsabilidad sanitaria del profesional de la botica abarca servicios fundamentales como la prevención, la educación en salud o en la adherencia. «Tal y como está AP, el tiempo de las consultas médicas es muy reducido y el tipo de paciente rural, que es mayor y polimedicado, necesita tiempo para comprender cómo tomar sus medicamentos», narra Represa. Es precisamente el tiempo que puede dedicar el farmacéutico a sus pacientes uno de los factores clave en la que se basa la relación. «El contacto continuo hace que podamos cribar muchas cosas y ver lo que es importante o un síntoma menor. Sabemos todas esas circunstancias personales que en otros niveles no pueden», comenta el vocal de OF de Alicante. «La gente te agradece mucho el tiempo que el médico no puede dar. Explicamos cómo tomar la medicación, patologías y qué cosas pueden comer», sostiene Zapata.
«Cuando una persona entra en una farmacia tiene sensación de tranquilidad. La persona detrás del mostrador le puede dedicar todo el tiempo del mundo para solucionar sus dudas o sólo escucharle»
José Luis Soler, vocal de OF del COF de Alicante
Esa relación, que se fragua con los años y la cercanía, genera un vínculo que excede a una mera transacción. «El farmacéutico conoce perfectamente a sus pacientes y ellos le ven no solo como un profesional sino como un amigo», expresa Garrido. Una visión con la que coincide la vocal de OF de La Coruña: «Es una relación de amistad. Desde le momento que entran por la puerta conocemos su nombre, su familia y sus tratamientos. Ellos saben que vamos a estar aquí». La clave se halla en la confianza con la que el paciente acude a la botica. «Cuando una persona entra en una farmacia tiene sensación de tranquilidad. Un sitio donde se encuentra seguro y la persona detrás del mostrador le puede dedicar todo el tiempo del mundo para solucionar sus dudas o sólo escucharle», relata el vocal de OF de Alicante.
Y es que, en ocasiones, el paciente no necesita un medicamento, sino alguien con quien dialogar y expresar sus emociones. «También la gente nos cuenta muchas cosas no solo relativas a la enfermedad, sino todo lo que hay alrededor. Además de la función de sanitario también hacemos un poco de psicólogo», el vocal del CGCOF. Una faceta que respalda Zapata: «Actuamos también un poco como psicólogos, porque a veces tenemos que convencer al paciente para que siga unas recomendaciones que en un primer momento rechazan».
«Le pregunté a un paciente: ¿por qué no te llevas todos los medicamentos? Y me contestó: Para poder volver mañana»
Juan Garrido, vocal de Oficina de Farmacia del CGCOF
Además, el aumento de la esperanza de vida conlleva que cada vez haya pacientes más longevos. Una de las grandes preocupaciones de los COF es detectar la soledad no deseada, sobre todo a raíz de la pandemia, donde descubrieron que muchos mayores no tenían a familiares o amigos que les pudieran ayudar. Como narra Soler, la crisis de la COVID-19 fue un momento para que los farmacéuticos alicantinos, entre otras provincias, pusieran en práctica la entrega en proximidad con Cruz Roja y acercar, de esta manera, los tratamientos a aquellos pacientes que no podían acudir a recogerlos.
«Hay familiares hablan con nosotros para que estemos pendientes de si su padre o su madre viene a por su medicación. Nos llaman para saber cómo están»
Juan Garrido, vocal de Oficina de Farmacia del CGCOF
Pero en la otra cara de la moneda estaban aquellos mayores que, simplemente, necesitaban compañía. «Cuando todo estaba cerrado, la farmacia era le único centro social junto con los supermercados. Pudimos detectar muchos casos de abandono o la detección de patologías mentales como ansiedad o depresión; casos que transmitíamos a servicios sociales», argumenta Soler. «Nos dimos cuenta que la gente pedía a por su medicamento de forma escalonada, en lugar de sacar cuatro, un día sacaban dos y al siguiente otros dos. Yo le pregunté a un paciente: ¿por qué no te llevas todos? Y me contestó: Para poder volver mañana», cuenta Garrido. Muchas personas mayores requieren de una atención especial debido a su situación de soledad. En estas condiciones, incluso sus familiares piden al farmacéutico que vele por su salud y les mantenga informados. «Hay familiares hablan con nosotros para que estemos pendientes de si su padre o su madre viene a por su medicación o si puede valerse por sí mismo. Nos llaman para saber cómo están», detalla el vocal de OF de CGCOF.
«Los pacientes se apoyan mucho en ti tanto en el tema de los medicamentos como en su vida diaria. Nos piden que les leamos sus cartas del banco o le ayudemos con su teléfono móvil»
José Luis Soler, vocal de OF del COF de Alicante
Una dedicación que excede a la responsabilidad profesional. «Los pacientes se apoyan mucho en ti tanto en el tema de los medicamentos como en su vida diaria. Nos piden que les leamos sus cartas del banco o le ayudemos con su teléfono móvil», describe el vocal de OF de Almería. Incluso en los momentos de dificultad o de emergencia. Como cuenta el vocal de OF de Alicante, en 2019 algunas poblaciones quedaron inundadas como consecuencia de una DANA y muchos farmacéuticos tuvieron que subirse a bordo de kayaks para entregar medicamentos o productos infantiles a vecinos que no podían salir de sus casas.
«Es un lujo de trabajo, que la mayoría te lo valore y agradezca no está pagado»
Fran Zapata, vocal de OF del COF de Almería
En definitiva, todo lo hecho por el paciente para su mejoría vuelve en forma de agradecimiento al farmacéutico. «Es una labor muy reconfortante para nosotros, sentirnos queridos por parte de nuestros pacientes», declara Represa. «Es bonito cuando una persona se recupera de una enfermedad y viene a la farmacia a agradecerte que hayas acertado con su tratamiento», justifica Garrido. «Es un lujo de trabajo, que la mayoría te lo valore y agradezca no está pagado», reconoce Zapata.