La Asociación Profesional Futuro actúa como promotor del ‘Estudio Conexión Futuro I: Acercando establecimientos sanitarios en las farmacias comunitarias’. Se trata de una investigación “observacional, transversal y no intervencionista”, explican desde la entidad, que comenzará el lunes 29 de mayo con la recogida de datos y que tiene como objetivo analizar las causas de derivación de pacientes desde las boticas a médicos de atención primaria, médicos especialistas o de urgencias en la Comunidad de Madrid.
En su día a día los farmacéuticos comunitarios encuentran impedimentos que les imposibilitan cumplir su obligación legal de proveer los medicamentos que los pacientes requieren, y que sus médicos quieren que les sean dispensados. Estudios previos muestran que el problema se genera porque estos pacientes requieren en la mayoría de ocasiones una nueva prescripción o un nuevo diagnóstico, competencias de los médicos.
Ante esta situación y debido a la falta de comunicación, coordinación y colaboración existente entre las farmacias madrileñas y los sanitarios del centro de salud, los farmacéuticos se ven obligados a realizar una derivación, generalmente a un centro de atención primaria, para que el paciente sea atendido por un facultativo. Esto supone un grave perjuicio para el paciente que, al no disponer de la medicación, retrasa el comienzo del tratamiento o incluso lo interrumpe, y se ve obligado a solicitar una nueva cita y desplazarse una vez más al centro de salud. Las implicaciones de esta situación son evidentes, y de índole no solo sanitaria, sino económica, y social.
La Asociación Futuro quiere buscar una solución que ayude a solventar esta situación, y por ello ha diseñado un estudio de investigación dividido en dos partes. La primera, que va a comenzar este mes de mayo, consiste en realizar un análisis descriptivo y cuantitativo de incidencias que ocurren diariamente en las farmacias comunitarias madrileñas que impiden la dispensación de fármacos. Futuro ha comenzado con el reclutamiento de investigadores, por ello los farmacéuticos comunitarios que quieran participar deberán rellenar este formulario. Tras el análisis de los resultados de la primera fase, comenzará la segunda fase (‘Conexión Futuro II’), donde un grupo de expertos médicos y farmacéuticos harán una serie de propuestas para intentar solventar estos problemas y mejorar la atención al ciudadano.
Este estudio cuenta con el apoyo de la Asociación de Empresarios de Farmacia de Madrid (Adefarma) y la Sociedad Española de Farmacia Rural (Sefar) y está autorizado por el comité de Ética de Investigación con Medicamentos del Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda.
Una problemática que denuncia Sefac
Tal y como hemos publicado desde EG, el hecho de que el farmacéutico comunitario no pueda dispensar medicamentos por circunstancias que no tienen que ver con el propio paciente es uno de los grandes frentes que se ha marcado la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac): consensuar las intervenciones farmacéuticas de dispensación excepcional para resolver problemas de acceso al tratamiento.
Sefac ha realizado pilotajes en varias comunidades autónomas que han reflejado diversas incidencias que podrían ser subsanables a través de dicha dispensación excepcional y que además ayudaría a descongestionar el sistema sanitario, máxime en un momento donde los desabastecimientos y las faltas de suministros son cada vez más frecuentes.
Desde la Sociedad, a falta de realizar un estudio a nivel nacional, han llevado a cabo dos pilotos en Asturias y Aragón para conocer las circunstancias que imposibilitan a un paciente retirar un medicamento. Los factores de riesgo frente al acceso al tratamiento son cinco, principalmente. La circunstancia más común es la caducidad de la receta, que recoge tanto a un tratamiento crónico como en una primera dispensación —más del 50 por ciento de las ocasiones—. El segundo motivo es la ausencia o invalidez de la receta, donde falta algún dato —cerca de un 20 pro ciento—. La tercera causa es la insuficiencia de dosis, el medicamento no es suficiente para finalizar el tratamiento —un 13 por ciento—. Después encontramos los desabastecimientos, en aquellos casos donde el medicamento no es sustituible —con un 10 por ciento—. Por último encontramos la forma farmacéutica inadecuada, como en aquellos casos en los que el paciente tiene dificultades —menos del 5 por ciento—.