La Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE) aboga por el copago como medida de control del gasto farmacéutico. Justifican esta decisión en base a trabajos científicos que muestran la eficacia del copago. “La bibliografía es unánime en su conclusión: el copago produce una disminución del uso”, argumentan desde FEFE. A pesar de ello, creen que los dirigentes no recurrirían a esta medida por su mala reputación entre los usuarios y la consecuencias sanitarias que podría tener en los colectivos menos favorecidos.
Desde el ‘Observatorio del Medicamento’ de la patronal, consideran que hay políticos que “aprovechan la complejidad del asunto para inducir a un rechazo popular”. Aún así estiman necesario el copago para evitar excesos o el conocido como “síndrome de la barra libre” que conlleva la falta de los mismos. En España, recuerdan, el único copago existente es el farmacéutico.
Desde FEFE aluden a que la modificación del año 2012 produjo un descenso en los dos años inmediatos de más de 150 millones de recetas, con un impacto de 1.800 millones de euros, y que “se ha tardado en recuperar el consumo inicial más de 10 años”. Además, piensan que es complicado introducir modificaciones en el copago más allá de dividir en tramos a la población según rentas entre 18.000 y 100.000 euros.
Desde la patronal admiten que aumentar el copago es “políticamente inviable”, pero apostillan que en los principales Estados de la Unión Europea la cantidad real pagada por los usuarios es mucho mayor.
Datos sobre el copago farmacéutico
FEFE recuerda que los cambios en el sistema de copago farmacéutico introducidos en los últimos años para eximir a nuevos colectivos, como los menores con discapacidad mayor del 33 por ciento o los pensionistas con rentas más bajas, han elevado el número de personas que no deben pagar por sus medicamentos. Representan ya el 15 por ciento de las tarjetas sanitarias en vigor en 2022 según datos del Ministerio de Sanidad, frente al 4,4 por ciento que representaban en 2018.
En concreto, de las más de 47 millones de tarjetas sanitarias contabilizadas en 2022 (incluidas las de no asegurados o extranjeros con convenio), siete millones de personas disponían del código TSI 001, el reservado a las personas exentas de copago farmacéutico, lo que supone 5,2 millones más de personas en esta situación que hace tan sólo cinco años.
Otro factor a tener en cuenta es la existencia de medicamentos con aportación reducida con un gran impacto en el consumo, ya que en su mayor parte son tratamientos de larga duración. Desde la patronal denuncian que ni el Ministerio, ni las Comunidades Autónomas, informan sobre cuánto representan los medicamentos con aportación reducida.