La cada vez más conocida “tripledemia” -formada por la influenza, el COVID-19 y el Virus Respiratorio Sincitial (VRS)- pone de manifiesto que contar con la formación y las herramientas necesarias para abordar las afecciones respiratorias es una necesidad para cualquier profesional sanitario. Esto es más acuciante si cabe en el caso de los farmacéuticos comunitarios, que actúan como “muro de contención” de estas patologías desde el mostrador de cada una de sus boticas.

Motivo de ello, en el marco de la I Jornada Nacional de Oficina de Farmacia, organizada por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), Guillermo Estrada, farmacéutico comunitario y miembro del grupo de respiratorio de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), ha profundizado sobre la epidemiología de las principales afecciones respiratorias. En el caso del asma, ha afirmado que entre el cinco y el 10 por ciento de los adultos la padecen, mientras en la población infantil estas cifras se sitúan en torno al 10 y el 12 por ciento. Así, en las boticas se atienden en torno a 130 pacientes adultos por farmacia, 50 en el caso de los niños. No obstante, los datos reflejan un infradiagnóstico de la patología que oscila entre el 30 y el 50 por ciento, además cabe mencionar que entre el 40 y el 50 por ciento de estos pacientes están mal controlados. Así, el impacto económico de esta ausencia de control es de entre 1.000 y 2.500 euros por paciente al año.

EPOC, IRAs y SAHOS

Poniendo el foco en la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), cerca del 60 por ciento de los pacientes diagnosticados presentan un mal control de la enfermedad. De esta forma, afecta casi al 12 por ciento de los adultos mayores de 40 años, haciendo que los farmacéuticos atiendan en torno a 140 pacientes por botica con esta enfermedad. Pese a ello, el 73 por ciento de los casos no están diagnosticados, provocando un infradiagnóstico que tiene un coste promedio de entre 1.500 y 3.000 euros anuales por paciente. Respecto a los costes indirectos, la cifra total se sitúa entre los 5.000 y los 6.000 millones de euros. En cuanto a las exacerbaciones frecuentes, se estima que generan un sobrecoste de hasta 2.000 euros por paciente al año.

Incidiendo en las enfermedades respiratorias agudas (IRAs), representan entre el 15 y el 25 por ciento de todas las consultas de Atención Primaria (AP) en España. “Se estima que cada persona sufre entre dos y tres infecciones respiratorias agudas al año“, ha indicado Estrada. Aterrizando sobre los costes indirectos de las IRAS en España, se estima que puedan superar los 1.000 millones de euros. “Entre el uno y el tres por ciento de las IRAs requieren de hospitalización”, ha remarcado Estrada. Además, ha sacado a colación que entre el 30 y el 50 por ciento de las prescripciones de antibióticos para IRAs no son necesarias. De hecho, se destina entre 54 y 180 millones de euros solo a tratamientos antibióticos innecesarios, provocando que se produzcan unos costes totales que llegan hasta los 1.500 millones de euros anuales.

Respecto al Síndrome de Apnea-Hipopnea Obstructiva del Sueño (SAHOS), alrededor del 20 por ciento de la población adulta lo padece. Sin embargo, el 80 por ciento de los casos están infradiagnosticados y, de los diagnosticados, entre el 30 y el 40 por ciento no cumple adecuadamente con el tratamiento. “En España, se estima que entre el 20 por ciento y el 25 por ciento de los accidentes de tráfico graves están relacionados con la somnolencia al volante”, ha insistido.

Decálogo para su abordaje eficiente

  1. Triaje inicial en la farmacia comunitaria: intervención vs derivación.
  2. Abordaje del paciente agudo: indicación y conciliación.
  3. Manejo del paciente crónico: SFT y adherencia.
  4. Promoción de la vacunación: salud pública y particular.
  5. Test y cribado de enfermedades respiratorias: salud pública y particular.
  6. Educación sobre higiene respiratoria: SFT y adherencia.
  7. Recomendaciones para el autocuidado: salud pública.
  8. Gestión de síntomas asociados: indicación y conciliación.
  9. Seguimiento farmacoterapéutico: desarrollo de la cronicidad.
  10. Promoción de hábitos saludables: salud pública y particular.

Desafíos en la atención respiratoria

A continuación, Estrada ha hecho referencia a la situación de la atención sanitaria en afecciones respiratorias y al papel de los sanitarios. Según una encuesta nacional realizada por el CGCOF, el 55 por ciento de los pacientes prefirió consultar con sus farmacéuticos por síntomas respiratorios leves durante la pandemia, en lugar de acudir a los servicios de AP. En cuanto a los desafíos actuales en la atención respiratoria, ha remarcado la sobrecarga asistencial y la escasez de recursos humanos (gestión de enfermedades crónicas y prevención de exacerbaciones), la resistencia antimicrobiana y uso inapropiado de antibióticos (gestión y optimización del acceso a los medicamentos) y la innovación y la formación continua (teleasistencia y atención domiciliaria).

Estrada ha hecho referencia a las guías y protocolos disponibles actualmente. Entre ellos, ha destacado GINA, GEMA, ASMAGRAP, GOLD o GESEPOC. También ha abordado la farmacoterapia de las afecciones respiratorias. Haciendo referencia al abordaje farmacológico de la EPOC, ha sostenido que los pacientes deben tomar de tres a seis fármacos; en el caso del asma, de dos a cuatro, y en el de las IRAs, de uno a tres. Centrándose en los medicamentos de venta con y sin receta médica, entre el 70 y el 75 por ciento están financiados, mientras que entre el 25 y el 30 por ciento no. En este sentido, ha sacado a colación un estudio elaborado por SEFAC, en el que se refleja que el 45 por ciento de los pacientes que acudieron a las farmacias por síntomas de infecciones respiratorias altas no complicadas prefirieron tratamientos naturales.

Vacunación como medida estrella de prevención

Algunos efectos adversos y precauciones sobre los que se debe concienciar a los pacientes tras el mostrador radican en que, en EPOC, los pacientes viven entre cinco y siete años menos por un mal control de la patología. Además, en el caso del asma, el riesgo de mortalidad es un 24 por ciento mayor. Motivo de ello, ha incidido en el importante papel que juega la vacunación, considerándola como una de las medidas de salud pública más eficaces. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en materia de prevención de enfermedades infecciosas solo es superada por la potabilización del agua. Al respecto, Estrada ha afirmado que se produce un fenómeno de estancamiento en algunas coberturas.

A su vez, se observa una variación en la percepción de riesgo por parte de la población, la utilización todavía subóptima de algunas vacunas y la cobertura desigual en grupos vulnerables. Por ello, ha señalado que se debe apostar por la integración de nuevas vacunas en el calendario vacunal y por la financiación de recursos.

Vacunarse y promover la vacunación

Por otro lado, también ha indicado que, en cuanto test y cribados, la determinación de parámetros cínicos desde la farmacia comunitaria permite colaborar con otros profesionales sanitarios en el seguimiento de los pacientes con gripe, VRS o COVID-19. “El farmacéutico comunitario puede contribuir a la detección precoz de una enfermedad para facilitar su diagnóstico y tratamiento temprano”, ha aseverado Estrada. También ha indicado que es importante que los farmacéuticos se vacunen y promuevan la vacunación entre los pacientes. Por consiguiente, también ha subrayado que se deben aumentar los puntos de acceso a la vacunación desde las farmacias. “Esto puede facilitar la tasa de administración, especialmente para patologías estacionales, cuando se necesita una actuación reformada en un espacio de tiempo limitado”, ha relatado. Asimismo, ha hecho hincapié en que “una de cada cinco consultas podría ser atendida por un profesional distinto al médico, lo que en cinco horas de consulta permitiría ganar una hora que podría utilizarse para otras actividades”.

Como conclusiones finales, Estrada ha insistido en la necesidad de apostar por la capacitación para fortalecer la gestión de la salud respiratoria. “Las afecciones respiratorias requieren más implicación del farmacéutico comunitario para reducir su incidencia, infradiagnóstico y mal control”, ha afirmado. Finalmente, ha sacado a colación que necesitan más confianza y compromiso por parte de la Administración para aportar más al Sistema Nacional de Salud (SNS).


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