Hace nueve años fue elegido por primera vez presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) y, en este 2024, Jesús Aguilar ha vuelto a obtener la confianza de los colegiados para repetir al frente del cargo una legislatura más. Aún es presidente en funciones, puesto que no tomará posesión hasta la celebración de la próxima Asamblea del Consejo (previsiblemente, el 19 de junio), tal y como ha explicado en una entrevista con EG, pero ya tiene muy claros sus objetivos y las acciones que quiere impulsar para el beneficio de la profesión y de la ciudadanía en general.
Pregunta. ¿Qué metas se marca en esta cuarta legislatura al frente del CGCOF?
Respuesta. Ahora tenemos que consolidar todo el trabajo que hemos estado llevando a cabo durante todos estos años. Si echamos la vista atrás, la profesión farmacéutica, las corporaciones o los propios colegios han dado un cambio muy importante, tanto de mentalidad como de imagen. Decimos que somos farmacéuticos, somos sociales, asistenciales y digitales y eso es lo que ha marcado y sigue marcando nuestra hoja de ruta, que tienen muchos proyectos detrás. Podríamos haber consolidado antes estas estrategias, pero hemos tenido dificultades añadidas por la propia situación política del país. En menos de nueve años hemos tenido a nueve ministros de Sanidad. Ahora vamos a ver las estabilidades políticas, si se mantienen o no y, en función de esto, seremos capaces de avanzar más o menos.
P. Precisamente, en el ámbito político, una de las reformas pendientes del Gobierno es la Ley de Garantías…
R. Vamos a ver cómo se aborda, si de una manera muy global o se puede enfocar de una manera más limitada por los tiempos. Tiene que pasar dos veces por Consejo de Ministros y tiene sus dificultades para poder hablar con todo el sector de una manera profunda. En cualquier caso, tienen nuestro compromiso y voluntad de ayudarles en todo lo que podamos a la hora de poder construir esa farmacia y esa Ley del Medicamento del futuro.
P. ¿Qué modificaciones pide el CGCOF introducir dentro de esta normativa?
R. Pedimos muchas cosas. La primera, la sustitución, que la pedimos hace tiempo y parece que poco a poco va cayendo por su propio peso. No tiene ningún sentido que los farmacéuticos no puedan estar sustituyendo un comprimido por una cápsula, en todos los casos, además de en los abastecimientos o de problemas que pueda tener el ciudadano. Creo que eso es más un problema financiero que un problema profesional. Y aquí hay otro problema: hoy en día sí que se puedo en un producto en una receta privada, pero no en una receta pública, porque es un tema de financiación. Es un tema de fuero y, además, ese problema de fuero es una herramienta que podría tener también las administraciones para poder solucionar muchísimos casos que tenemos de falta de suministro. También nos preocupan otros temas, como que esté esté reflejada la Atención Farmacéutica Domiciliaria. Tras la pandemia estamos viendo cómo están apareciendo muchos ‘business’ alrededor del medicamento y de la medicina. La Ley de Garantías tiene y debería tener la responsabilidad de decir hasta dónde queremos en este país llegar con distintos tipos de plataformas. O marca la ley desde el principio una línea a seguir o, en un país de 17 comunidades autónomas, a nivel de la farmacia y de los farmacéuticos, hay más diferencias. Si algo hemos aprendido después de la pandemia, es que nosotros no queremos dejar de tener ese contacto permanente y constante con los ciudadanos. Una de las claves es que, donde haya un fármaco, debe haber un farmacéutico desde el principio hasta el final.
P. ¿Qué ocurriría si el farmacéutico no está presente en todo el proceso?
R. Si en uno de los escalones el farmacéutico pierde el control del fármaco, tendremos un problema de seguridad del paciente. No se puede separar la dispensación y la entrega del medicamento. Hay otros países, que dicen ser muy avanzados, con fármacos que van y vuelven a través de distintos tipos de sistemas y empresas, donde están encontrando desde problemas de frío, hasta problemas de temperatura, o que el medicamento, como no está el paciente, se deja en otro sitio y al final provoca que no se recoja a tiempo, y no hay la comunicación necesaria con el paciente. Para nosotros es fundamental el contacto del farmacéutico con el ciudadano. Por ello y, en concreto, por la gran red que tenemos de oficinas de farmacia, las cuestiones a nivel online de los fármacos, no funcionan en España. La capilaridad que tenemos nosotros no la tiene nadie, solo los griegos. Somos un referente en Europa y tenemos un buen sistema de prestación farmacéutica porque tenemos un buen sistema sanitario. Y, en estos momentos, en estos momentos no se plantea por absolutamente por nadie, ni ningún partido político, un modelo distinto al modelo español.
“Si el farmacéutico pierde el control del fármaco, tendremos un problema de seguridad del paciente”
P. ¿Qué opina sobre la posibilidad que baraja el Ministerio de Sanidad de permitir bajar el precio de genéricos y biosimilares respecto al equivalente de marca?
R. Es complicado pronunciarse acerca de esto. Justo cuando llegué a la presidencia del Consejo, se hizo el cambio de norma en la Ley de Garantías y cambió la cuestión del genérico, además de otras cosas. No puedo valorar porque no sé qué significa esto. Entiendo que el Ministerio lo que está haciendo es trabajar en buscar fórmulas que le permitan sostener esta prestación farmacéutica y que en todos los países viene a estar alrededor del 30 por ciento del gasto sanitario. Si tengo más gasto sanitario, podré hacer más y si no, podré hacer menos. No sé si todo nuestro problema lo tenemos en la primaria en muchos medicamentos o el problema lo tenemos en la otra parte, en la parte de la innovación. Tenemos otros problemas distintos a la hora de marcar el precio y nos fijamos en medicamentos que llegan a estar en situaciones similares a la de los antibióticos, donde han tenido que hacer una subida del 40 por ciento porque, si no, dejamos de tener antibióticos en España.
P. ¿Cómo avanza la dispensación colaborativa de medicamentos de dispensación hospitalaria a nivel nacional? ¿Ve factible que finalmente lo adopten todas las comunidades autónomas? ¿Cuáles son las más reticentes?
R. Ya son seis comunidades donde está implantado este modelo. La última es Castilla-La Mancha, donde ya han empezado a trabajar también en una dispensación colaborativa. En la Comunidad de Madrid están llevando a cabo un piloto. Es cierto que las reticencias y las decisiones de cada una de las comunidades autónomas están ahí; si tuviéramos un solo sistema, no estaríamos en esta situación. Se ha visto que este sistema es bueno para el ciudadano y para el SNS y une el seguimiento desde el punto de vista de la farmacia comunitaria y la especializada. Es una cuestión de decisión política y administrativa. Pero, sin ninguna duda, acabarán entrando todas. Es más, sé de algún sitio donde se ha intentado echar para atrás y han sido los propios pacientes los que han dicho que no. Podríamos ser un ejemplo de colaboración y de integración para el bien del propio ciudadano.
P. Recientemente, ha mantenido una reunión con el director general de Salud Pública, Pedro Gullón. ¿Puede dar detalle acerca del encuentro? ¿De qué forma pueden participar las farmacias en los planes de Salud Pública del Ministerio de Sanidad?
R. Pedro Gullón también es profesor de farmacia en la facultad de farmacia de Alcalá de Henares, por lo que no solo conoce a los farmacéuticos profesionales, sino a esos estudiantes y el interés del propio farmacéutico. Creo que nos hemos encontrado a un director general que cree en el papel que pueden llevar a cabo los farmacéuticos y el potencial de la parte de la primaria de la oficina de farmacia. Donde más hincapié hay que hacer en estos momentos es en la farmacia comunitaria porque es la que todavía, con su gran potencial, no tiene marcada esa hoja de ruta desde el punto de vista de las administraciones. Las capacitaciones de las farmacias en la salud pública son la prevención, la promoción y la educación. Participamos en los cribados (contando con las farmacias, aumenta la adherencia de los pacientes) y ayudamos a conseguir mayores tasas de vacunación (se decide por la administración introducir en la receta electrónica una nota de la persona que aún no se ha vacunado y el farmacéutico puede insistir al paciente; pero esto solo se hace en Castilla y León). Y, por otro lado, también hay que crear una red de farmacias centinela: no puede ser que lo tengamos en seis comunidades y no en las otras once. Y en educación en salud, el mundo rural, las personas mayores, los jóvenes, las transmisiones sexuales o el gran problema que tenemos con todos los temas de infecciones… la farmacia tiene un papel tremendo en estos campos. También estamos trabajando en temas de salud mental y ya hemos tenido reuniones con la comisionada de Salud Mental acerca de la deprescripción de ciertos medicamentos a través de distintas fórmulas y planes de actuación. También trabajamos los ODS o los determinantes de salud. Nosotros, en las cosas que quiere trabajar el Ministerio, ya hemos estado trabajando y eso nos lo decía la propia ministra… La farmacia española no está ya en el sobrevivir, sino en el bienvivir de los ciudadanos. Y eso va mucho más allá de la parte asistencial.
“Hay que hacer hincapié en la farmacia comunitaria porque todavía no tiene marcada la hoja de ruta desde el punto de vista de las administraciones”
P. ¿Se ha producido algún avance del Protocolo de Farmacia Rural? ¿Qué comunidades han mostrado interés en acoger el piloto en farmacia?
R. Este programa ahora están manos del Ministerio, que tendrá que verlo, pero las responsabilidades están ahora en las comunidades. Cuando intentábamos hacer ver en las comunidades autónomas que se debía hacer algo con la cuestión de la ruralidad y de los servicios que necesitaban los ciudadanos, dijimos: vamos a hacer un acuerdo entre los tres ministerios (Sanidad, Derechos Sociales y Transición Ecológica y Reto Demográfico) para que las comunidades tengan vía libre. Ahora hay que llevarlo a la práctica y hacer un piloto. El Ministerio tiene que hacer esa propuesta, que alguna comunidad tendrá que decir si le parece bien o mal. Pero no va a ser el propio Ministerio de Sanidad el que lo tenga que llevar a cabo. Cuando nosotros lo hicimos, se iba a pilotar en La Rioja, porque tanto la presidenta como la consejera de Salud de La Rioja de entonces estaban muy volcadas, pero es que han cambiado todos los partidos políticos de 11 o 12 comunidades autónomas… Entonces ahora habrá que ver. Actualmente, ninguna comunidad ha mostrado interés porque todavía muchas ni lo conocen.
P. ¿Qué supondrá el Espacio Europeo de Datos Sanitarios para las farmacias a nivel nacional?
R. Hay cosas que me hacen poca gracia de estos sistemas. Hay que ser muy respetuosos y tener mucho cuidado con los datos de salud. Me preocupan las startups que aparecen cada día en base a datos. Y luego entiendo que en Malta tengan unos problemas, pero que a lo mejor para arreglar los problemas de allí generamos un problema en España. Creo que nosotros tenemos una situación inmejorable con respecto a otros países, por las infraestructuras, las recetas electrónicas o los sistemas de comunicación que tenemos y que la mayoría de los sitios no. Pero, por ejemplo, con la eliminación de los prospectos electrónicos, estamos diametralmente opuestos. Que pongan un QR en los medicamentos me parece fenomenal, pero el hecho de ir a una eliminación del prospecto me parece un error de tamaño dimensional y de no conocer la realidad de nuestro país. Aquí estamos alineados los consumidores, los pacientes y los farmacéuticos, que somos los tres que sufriríamos las consecuencias. Estamos hablando de un documento que el paciente, de manera permanente, está mirando ante el más mínimo síntoma que tiene mientras está tomando el medicamento. No estamos de acuerdo porque no creemos que la sociedad española esté preparada para ello, teniendo en cuenta que el 80 por ciento de los pacientes son personas crónicas y mayores. Entendemos que el mundo es un mundo global, pero en el ámbito farmacéutico nos está llevando a una dependencia de otros países de materias primas, principios activos, plantas de producción… Ahora vamos a ver qué pasa con las elecciones europeas.