En el Día Mundial de la Salud, que se celebrará el próximo 7 de abril, este año la Organización Mundial de la Salud ha escogido el lema “Mi salud, mi derecho”. El objetivo de éste es poner en valor el derecho a la salud de millones de personas que cada vez se encuentra más amenazada, tanto por las enfermedades y los desastres naturales, como por los conflictos armados y la triple crisis planetaria: cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación.
El concepto “One Health” (Una sola salud) establece la estrecha vinculación entre salud humana, salud animal y conservación del medio ambiente y aboga por desarrollar nuevos enfoques integrales para garantizar la salud global en un futuro más saludable y sostenible para todos.
Es por este motivo que, desde SIGRE, se apela a la necesidad de restablecer el equilibrio de nuestra relación con la naturaleza, recordando que los pequeños actos de cada uno de nosotros, como depositar los residuos de medicamentos y sus envases en el Punto SIGRE de la farmacia, son imprescindibles para cuidar de nuestro entorno y de nuestra propia salud.
“El sector farmacéutico, en la medida en que trabaja para mejorar la salud y la calidad de vida de las personas, se ha unido en torno a SIGRE para avanzar hacia una economía circular y sostenible, minimizando el impacto ambiental a lo largo de todo el ciclo de vida del medicamento”, ha destacado Humberto Arnés, presidente de SIGRE.
Más concienciación
Existen sencillos gestos individuales que todos podemos realizar en nuestra vida diaria y que contribuyen a combatir la triple crisis planetaria y de los que hay que concienciar desde la Farmacia. Uno de ellos es la correcta separación en origen de los residuos generados. Cada seis o doce meses es recomendable realizar una revisión del botiquín doméstico. Si encontramos medicamentos caducados o en desuso será el momento de llevarlos al Punto SIGRE, junto con sus envases y prospectos, para cerrar adecuadamente su ciclo de vida y cuidar el medio ambiente.
Al contenedor blanco de las farmacias hay que llevar los envases vacíos de medicamentos (cajas de cartón, blísteres de plástico o aluminio, frascos de vidrio, sobres, inhaladores, viales, tubos de pastillas, pomadas, etc.) y sus prospectos, además de los restos de medicamentos caducados o en mal estado de conservación y la medicación sobrante de tratamientos ya finalizados.
En este sentido, es importante recordar que los envases vacíos de medicamentos no deben depositarse en otros contenedores de reciclaje, debido a que han estado en contacto con sustancias farmacéuticas y necesitan un tratamiento específico para proteger nuestra salud y el medioambiente.