Contar con una dieta saludable que complemente el tratamiento farmacológico junto con la implementación de unos correctos hábitos de vida es crucial para controlar la glucemia en sangre y prevenir o ralentizar la evolución de las complicaciones asociadas a la diabetes. En este aspecto, el papel del farmacéutico es crucial, dado que puede identificar el mal control de la enfermedad de los pacientes. Además, identifica situaciones de riesgo y le proporciona una educación sanitaria para mejorar la adherencia al tratamiento y el control no farmacológico.
Loreto Pérez, farmacéutica y nutricionista, ha indicado, en el marco de una sesión formativa organizada por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) llamada “Nutrición Inteligente para controlar la diabetes”, que en el tratamiento dietético de la enfermedad el primer escalón es la alimentación y el ejercicio. “En muchos casos puede ser la única medida terapéutica”, ha alegado, si no se consigue con esta primera medida hay que recurrir también al farmacológico. “Este nunca va a ir solo, siempre tiene que ir acompañado de hábitos saludables”, ha recalcado.
Dietas adaptadas que tengan en cuenta el IG
El objetivo del tratamiento dietético en diabetes es controlar los niveles de glucosa y HbA1c, el metabolismo de las grasas y la presión arterial, además de contribuir a la pérdida de peso si fuese necesario. También busca mantener el peso saludable en el tiempo, evitar las complicaciones agudas y crónicas y mejorar la calidad de vida del paciente y el estado emocional.
Con respecto a las características de la dieta, Pérez ha destacado que debe estar adaptada a la edad, actividad, estado fisiológico y a las patologías asociadas del paciente. Además, ha recalcado la importancia de garantizar una adhesión a la misma, por ello ha indicado que hay que adaptarla a los gustos del paciente, “negociarla”. También ha indicado que debe estar bien planificada y ser variada. “La distribución de hidratos de carbono (HC) debe ser regular, se deben realizar de tres a cinco comidas al día para que no haya picos y los niveles de glucosa sean estables”.
Hay que prestar especial atención al índice glucémico (IG) ligado a la dieta. Se debe evitar el consumo de purés, caldos, zumos y fruta madura, porque lo aumentan. En el caso de la pasta al dente, por ejemplo, lo reduce, al igual que dejar enfriar el arroz o la pasta junto a la ingesta de fibra o la combinación de HC con proteínas y grasas. Además, el paciente con diabetes debe incluir el ejercicio físico, en concreto tres horas semanales mínimo.
Distribución de nutrientes
En la actualidad se cuenta con varios tipos de tratamientos dietéticos, “el mejor es la mediterránea, reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular y controla la glucemia”, ha resaltado la farmacéutica.
Las proteínas deben aportar entre un 15 y un 20 por ciento de la energía total, “en diabetes disminuye la síntesis proteica y la vida de las mismas”, ha recordado. Además, se recomienda el consumo de proteínas de alto valor biológico y de origen vegetal como el huevo, la proteína de suero de leche, las legumbres o los frutos secos.
Con respecto a las grasas, deben contener menos del 30 por ciento de la energía total. En cuanto a los ácidos grasos mono saturados deben oscilar entre el 15 y el 16 por ciento, las grasas saturadas menos del siete por ciento, las trans menos del dos por ciento y los ácidos grasos polisaturados entre el cinco y el siete por ciento. “El pescado graso, como las sardinas, el salmón o los boquerones, hay que comerlo entre dos o tres veces por semana. No hay que abusar de los frutos secos porque el omega seis puede tener un efecto prooxidante”, ha insistido Pérez.
Minerales y vitaminas
También es importante que se reduzca el consumo de sal por el riesgo a desarrollar hipertensión. Hay que recomendar el consumo de vitaminas antioxidantes como la A, C, E y D porque hay un alto nivel de estrés oxidativo del metabolismo de la glucosa. Hay que incrementar el consumo de minerales como el Cromo, Zinc y Magnesio. “El zinc es un mineral muy importante para la cura de heridas”, ha afirmado Pérez. “Se ha visto que entre el 10 y el 30 por ciento de los pacientes con tratamiento con Metformina puede disminuir la absorción de vitamina B12”, ha añadido.
La hidratación también es un pilar importante. Por ello, se recomienda beber entre un litro y medio y dos de agua. “Los pacientes diabéticos mal controlados tienen riesgo de deshidratación”. También se establece que tomen las infusiones y el café sin azúcar, además de evitar las bebidas azucaradas, los zumos envasados y refrescos.
Con respecto al consumo de alcohol, se opta por evitarlo cuando los controles de glucemia no son los adecuados. “Hay que evitar tomarlo con el estómago vacío, además hay que tener en cuenta que puede producir hipoglucemia hasta 24 horas después de su ingesta”. Por ello, se recomienda a estos pacientes hacer un consumo esporádico y, en el caso de que la ingesta sea diaria, no superar un vaso de alcohol en mujeres y dos en hombres.
En la farmacia cuentan con dos instrumentos básicos para asistir a estos pacientes. Por un lado, el ordenador, “en el que podemos ver el listado de medicamentos que tienen asignados y, por otro, contamos con la ventaja de que conocemos al paciente, su familia, entorno, hábitos…”, ha recalcado la nutricionista. Otra de las herramientas es recurrir a la tabla de equivalencias de alimentos, el Plato de Harvard, en el que se explica la cantidad de cada alimento que hay que incluir en un plato de comida, o la pirámide de alimentos. “Abordar esta enfermedad es una responsabilidad del farmacéutico como educador en diabetes”, ha concluido Pérez.
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