La depresión afecta aproximadamente a un 7 por ciento de la población en España, lo que la convierte en uno de los problemas de salud mental más prevalentes en la sociedad. Se trata de una enfermedad cuyos síntomas más comunes son los que afectan al estado de ánimo: decaimiento, tristeza o sentimientos de desesperanza. Estos síntomas, sumados a los trastornos del sueño que suelen llevar asociados, afectan de manera negativa al desempeño personal y social de la persona que sufre depresión.

La cercanía de los pacientes con los farmacéuticos es fundamental y más cuando se trata de una enfermedad de estas características. “Es habitual que una persona acuda siempre o casi siempre a la misma farmacia, donde establece una relación de confianza con el farmacéutico. Esto facilita la detección de un incipiente cambio en el estado de ánimo (como tristeza o nerviosismo), bien porque el paciente lo comente por propia iniciativa o en el marco de una conversación informal con el farmacéutico”, explica a EG, Pablo Caballero, farmacéutico del Consejo General del Área de Divulgación Científica, que afirma que muchos pacientes, en fases iniciales de la enfermedad, piden consejo sobre productos naturales o sin receta con efecto calmante o sedante o para mejorar el estado de ánimo. “Esto puede orientar al farmacéutico sobre el estado del paciente, que deberá valorar, dependiendo de factores como la gravedad de los síntomas o la progresión de estos, la conveniencia de derivar al paciente a la consulta médica.”, recomienda Caballero.

Adherencia

Una vez que el médico ya ha establecido un diagnóstico, el profesional de farmacia es un actor clave en la adherencia al tratamiento. Uno de los puntos clave es ofrecer información útil sobre factores que pueden conducir a que se siga mal el tratamiento. “Monitorizar la adherencia, ayudar a resolver dudas sobre el tratamiento o detectar el empeoramiento del cuadro depresivo son algunas de las acciones que pueden llevar a cabo los farmacéuticos comunitarios, dada su cercanía al paciente”, comenta a EG, Fernando Mora Mínguez, jefe de Sección en el Servicio de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Universitario Infanta Leonor.

“La mayor parte de los efectos adversos más comunes pueden minimizarse. Por ejemplo, tomando los medicamentos con alimentos o poco antes de acostarse, siempre que no esté contraindicado”

Pablo Caballero, farmacéutico del Consejo General del Área de Divulgación Científica

Por ejemplo, en el caso de los fármacos para la depresión, los efectos beneficiosos pueden notarse días o semanas después, y en las primeras tomas produce molestias gastrointestinales. Informar sobre esto mejora la adherencia al tratamiento y hace que el paciente no sienta que no le hace efecto, según explica Caballero.

“La mayor parte de los efectos adversos más comunes pueden minimizarse. Por ejemplo, tomando los medicamentos con alimentos o poco antes de acostarse, siempre que no esté contraindicado”, añade el farmacéutico.

El papel de la farmacia hospitalaria

En el Caso de la depresión mayor o de los casos más graves, el papel de farmacéutico hospitalario juega un papel clave.

Recientemente se ha aprobado y financiado un nuevo tratamiento antidepresivo (Esketamina), indicado específicamente para la depresión que no responde a los tratamientos habituales. “Se trata de un tratamiento innovador porque presenta un mecanismo de acción diferente al de todos los antidepresivos disponibles hasta ahora. Por el momento, este tratamiento no está disponible en oficinas de farmacia”, informa Mora Míguez.

La coordinación con los farmacéuticos hospitalarios es importante para garantizar la disponibilidad del tratamiento, facilitar el acceso y agilizar su administración”

Fernando Mora Mínguez, jefe de Sección en el Servicio de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Universitario Infanta Leonor

Este nuevo medicamento se dispensará en los centros sanitarios, de ahí el importante papel de los farmacéuticos que trabajan en hospitales: “La coordinación con los farmacéuticos hospitalarios es importante para garantizar la disponibilidad del tratamiento, facilitar el acceso y agilizar su administración”, añade el psiquiatra.

“Es importante colaborar en el proceso asistencial con el objetivo de optimizar los resultados del tratamiento y de conseguir una adecuada adherencia. El farmacéutico debe ser garante del acceso al medicamento en las condiciones adecuadas”, concluye caballero.

Investigación que salva vidas

“Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que en poco más de siete años -en el año 2030- la depresión será la primera causa de carga de enfermedad, por delante de los ataques cardíacos, los accidentes de tráfico, las enfermedades cerebrovasculares o el cáncer”, apunta Mora Mínguez.

“El cerebro es un órgano complejo y la investigación e innovación en Psiquiatría en general y en depresión en particular no es sencilla”

Fernando Mora Mínguez, jefe de Sección en el Servicio de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Universitario Infanta Leonor

En el último año, la prevalencia de esta enfermedad en hombres ha sido de un 5 porciento, mientras que en mujeres de un 10 porciento. “A nivel biológico existen entre hombres y mujeres diferencias neuronales en las áreas de gestión del estrés y también diferencias en los sistemas hormonales, lo que aumenta el riesgo de padecer depresión en las mujeres”, explica Mora Mínguez, que tampoco descarta los condicionamientos sociales, como una de las explicaciones de por qué las mujeres sufren más esta patología: “Las exigencias sociales hacia las mujeres y algunos roles de género asignados al sexo femenino pueden aumentar también la vulnerabilidad de las mujeres para padecer un cuadro depresivo. De la misma forma, mostrar debilidad y pedir ayuda ha sido algo mal visto socialmente en los hombres en muchos modelos sociales, esto es algo que podría llevar a un infradiagnóstico de la depresión”.

Actualmente, la investigación en salud mental supone solo un 10 por ciento de toda la investigación de la industria farmacéutica. “El cerebro es un órgano complejo y la investigación y la innovación en Psiquiatría en general y en depresión en particular no es sencilla. Existen alteraciones en los neurotransmisores, pero no sabemos exactamente por qué se produce, lo que limita significativamente la investigación de tratamientos que pudieran ir al origen de la enfermedad”, explica Mora Mínguez.

Por otra parte, el diagnóstico de la depresión se realiza al interpretar los síntomas relatados por el paciente y por los signos observados por el profesional sanitario, sin que haya ninguna prueba -como una analítica o una alteración en las pruebas de neuroimagen- definitiva para el diagnóstico. “Esto limita la medición objetiva de resultados en la investigación, lo cual es también un obstáculo para la misma, además, la mayoría de los antidepresivos que tenemos hoy en día tienen un mecanismo de acción similar”, comenta Mora Mínguez, que admite que los avances en la innovación en este campo han sido difíciles, hasta ahora. Las nuevas líneas de investigación en el campo de los antidepresivos abren un “horizonte esperanzador” en el conocimiento del cerebro.

En España en 2021 hubo más de 4.000 muertes por suicidio, de las cuales el 45 por ciento podrían ser atribuibles a la depresión. “La depresión y el suicidio guardan una relación directa y bien conocida: La depresión aumenta 20 veces el riesgo de suicidio”, explica el facultativo del Hospital Infanta Leonor.

La investigación y la prevención son fundamentales para evitar estas muertes. “La prevención es una herramienta clave para reducir esas cifras, si somos capaces de atender de forma precoz y con los recursos necesarios a las personas que hacer un intento de suicidio, podremos evitar que vuelva a intentarlo y, por tanto, prevenir el suicidio consumado”, concluye el psiquiatra.


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