El pasado mes de diciembre, el Servicio Andaluz de Salud (SAS) anunció la puesta en marcha en el Hospital Virgen de la Macarena de Sevilla de un novedoso proyecto de telefarmacia que tiene como objetivo acercar los medicamentos hospitalarios a los domicilios de los pacientes no ingresados y evitar así desplazamientos a este centro para renovar periódicamente nuevas dosis de sus tratamientos. Una entrega que se acompaña de una consulta telefónica. Este proyecto obliga a replantear el debate —y las argumentaciones— en torno al canal idóneo (hospital frente a farmacia), en términos de accesibilidad y costes, para la dispensación de ciertos medicamentos de DH. El jefe de Farmacia de este hospital sevillano, Miguel Ángel Calleja, detalla en una entrevista con EG las características de la iniciativa.
Pregunta. ¿De qué necesidades u objetivos parte este proyecto para la entrega a domicilio de tratamientos a pacientes no hospitalizados?
Respuesta. El objetivo es mejorar la atención a nuestros pacientes externos, haciéndola más cómoda y confortable, con una accesibilidad mayor a sus tratamientos a la vez que se mantiene una atención especializada. Queremos que el paciente sienta el hospital más cerca de su domicilio, en especial en aquellos pacientes cuyo proceso o enfermedad está más controlada, que presentan una adherencia adecuada, tienen un buen conocimiento de su medicación y sus visitas al hospital para revisiones, etc., cuentan con unos intervalos de tiempo mayores. El objetivo es evitar en estos casos la necesidad de acudir físicamente al hospital para renovar sus tratamientos. No obstante, la atención farmacéutica especializada se le mantiene mensualmente, mediante la plataforma web o la teleconsulta.
P. ¿Cuántos pacientes se benefician ya de esta iniciativa?
R. Por el momento son 214 pacientes con patologías como esclerosis múltiple, artritis reumatoide, fibrosis quística o VIH. La satisfacción que nos trasladan es mayor del 95 por ciento. Los resultados con los que más contentos estamos es el tiempo en desplazamientos que ya hemos evitado a estos pacientes y en esperas dentro de la sala y que, en su conjunto, calculamos en torno a 32.000 horas. Además del coste económico que hemos evitado por esos trayectos desde los domicilios al hospital. Y todo ello manteniendo una alta adherencia.
P. ¿Cuáles son los criterios o perfiles de pacientes susceptibles de beneficiarse de estos envíos de tratamientos a domicilio?
Primero de todo, como señalaba antes, es necesario que sean pacientes adherentes, que lleven mucho tiempo en tratamiento y que las revisiones médicas periódicas sean superiores a 6 meses. Por ello, no priorizamos la inclusión de pacientes que, por ejemplo, tengan a acudir a consulta o revisiones de manera mensual. Sin embargo, sí priorizamos aquellos que tengan dificultades geográficas o quienes, por dificultades físicas asociadas o no a su enfermedad, ya no son ellos sino sus familiares o cuidadores los que vienen a recoger las renovaciones de tratamientos.
P. Esos pacientes tienen diversas opciones a la hora de decidir donde recibir su medicación: en su domicilio, en su centro de salud o en una oficina de farmacia. ¿Cuáles son las preferencias?
R. En torno al 64 por ciento han elegido recibir su medicación en su domicilio, un 34 por ciento han escogido su centro de salud y sobre un 2 por ciento su farmacia comunitaria de referencia. En aquellos casos en los que se elige el centro de salud o la farmacia, se debe a que no suele haber nadie en el domicilio durante la mayor parte del día, lo que dificulta pactar un horario de entrega, o porque por distintas situaciones o patologías acuden muy frecuentemente al centro de salud.
P. En los casos en los que se elige la farmacia, ¿qué procedimiento se sigue?
R. Desde el Servicio de Farmacia contactamos con la farmacia comunitaria para corroborar que es su farmacia habitual y, por ende, conocen al paciente y existe esa relación de cercanía. En todos estos casos, la colaboración y disposición de las farmacias ha sido total. Nos satisface ver que este programa implica en casos así una coordinación fluida entre Farmacia Hospitalaria, Farmacia comunitaria y Atención Primaria.
P. Los detractores de la dispensación en hospitales de medicamentos DH a pacientes externos en detrimento de las boticas siempre han apuntado a cuestiones como la accesibilidad y los costes. En este caso, la mejor accesibilidad queda asegurada y sin coste alguno para el paciente. Pero, ¿cuál es el coste de este servicio para el SAS?
R. El coste se sitúa entre los 3 y 5 euros por cada entrega, dependiendo de factores como la ruta, o si el medicamento es refrigerado y necesita condiciones especiales de transporte. Evidentemente, el impacto económico será mayor a medida que se incluyan más pacientes, pero no conviene olvidar que esos costes son ínfimos en comparación con el propio coste que supone para la Administración e los tratamientos implicados, que superan los miles de euros. No obstante, el pago del envío lo asume el hospital, a diferencia de otros proyectos similares que existen en CC.AA como Galicia, donde es el paciente quien abona la tarifa del envío. No obstante, hay que tener en cuenta que ese envío genera a su vez ahorros económicos en las horas que quedan liberadas en el propio servicio de Farmacia respecto a las dispensaciones in situ y que se pueden dedicar a otras funciones.
P. Hablemos sobre la posible participación del sector. En Granada ya se puso un marcha un proyecto similar en el que era una distribuidora —Alliance Healthcare, a través de su plataforma Alcura— quien asumía el envío. ¿Tienen encaje las distribuidoras, si lo deseasen, en este proyecto?
R. Por supuesto y así nos gustaría que ocurriera. Sería ideal. Yo ya he tenido una reunión con Bidafarma —principal distribuidora que opera en Sevilla— para explicarles el proyecto y ver posibilidades de colaboración.
P. ¿Qué próximas fases o desarrollos se plantean para este proyecto?
R. El objetivo es contar con un mayor pool de pacientes incluidos aunque he de insistir en que no es una fórmula concebida para el cien por cien de los pacientes externos atendidos por el Servicio de Farmacia. El valor añadido de este proyecto no es la mera entre física del tratamiento, sino la educación sanitaria, la atención farmacéutica asociada, la coordinación entre niveles, etc.