Los farmacéuticos y el autocuidado son el tándem perfecto con el que abordar los principales problemas de salud. Con los campamentos de verano a la vuelta de la esquina, conocer a ciencia qué incluir en las mochilas de los más pequeños es esencial. Equiparles de cremas de protección solar, antimosquitos, antisépticos o de un termómetro puede marcar el trascurso de sus vacaciones, además de mantener en calma a sus familiares. Para indagar en cómo crear el ansiado “botiquín de autocuidado perfecto”, EG se ha puesto en contacto con Pablo Caballero, farmacéutico del área de divulgación científica del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF).
Cómo crear el botiquín perfecto
Incidiendo en los productos de autocuidado que se disponen en las boticas, entre los más indispensables a incluir Caballereo destaca una solución salina para la limpieza de pequeñas heridas y algún antiséptico para evitar su infección (a base de clorhexidina o povidona yodada, por ejemplo); además de algodón, gasas estériles, tiritas, vendas y esparadrapo. También relata que es recomendable incluir un termómetro. Siguiendo esta línea, afirma que, dependiendo de la época del año y de las características de la actividad a realizar, convendrá incluir algún repelente de mosquitos, así como productos para aliviar el picor en caso de picadura aptos para uso en niños.
En lo que respecta al contacto con la radiación solar, afirma que es esencial que se les facilite un protector con un factor de protección (FPS) muy alto, de 50, y amplio espectro. De hecho, sostiene que en caso de que el menor se queme, “se pueden emplear productos tópicos (en forma de crema, gel o spray para aplicar sobre la piel) con efecto hidratante y calmante. Al respecto informa de que en su composición pueden incluir extracto de aloe vera, bisabolol, pantenol, extracto de caléndula o alantoína, entre otros.
Para el farmacéutico del área de divulgación científica del Consejo General también adquiere especial relevancia que, en caso de que se incluya cualquier medicamento de los que habitualmente se tienen en el botiquín casero (paracetamol como antitérmico y analgésico, antiinflamatorios como ibuprofeno, antihistamínicos, suero de rehidratación oral…), es conveniente detallar por escrito las condiciones de uso, para lo cual también conviene previamente consultar con el farmacéutico. “Por ejemplo, se puede indicar la dosis, que en niños podrá depender del peso o la edad, y la pauta de administración”; garantiza Caballero. Asimismo, insiste en que los padres o cuidadores deben alertar de si el niño sufre alguna alergia o intolerancia, incluidas alergias a medicamentos.
Los más demandados
Caballero destaca como productos más demandados en las oficinas de farmacia los componentes habituales del botiquín casero, es decir, medicamentos como analgésicos, antiinflamatorios, antidiarreicos y sueros de rehidratación, antiácidos, antihistamínicos, y productos como termómetros, algodón, esparadrapo, tiritas, vendas… No obstante, precisa que “el tipo de producto o medicamento más demandado depende distintos factores, como las características de los usuarios y pacientes de una farmacia o la época del año”.
Poniendo el foco en los fotoprotectores, asegura que “son producto de autocuidado básico”. “Aunque su uso se suele asociar al verano, es recomendable emplear protección solar a lo largo del año, siempre que vaya a existir una exposición prolongada a la radiación solar”, añade el portavoz del CGCOF. Además, alerta de que las personas de piel muy clara pueden sufrir daño tras apenas 5-10 minutos de exposición solar.
Informar a los menores de normas de uso y precauciones
Ejerciendo su labor ligada a la educación sanitaria, los farmacéuticos comunitarios también pueden dirigirse de manera directa al niño o adolescente para explicarle, de forma adaptada, las recomendaciones de uso de un producto concreto, indica Caballero. Así relata que se fomenta la concienciación respecto a la importancia de un uso adecuado de los productos relacionados con el cuidado de la salud también en la población más joven. Pese a ello, menciona que, como normal general, se asume que la administración de cualquier producto relacionado con la salud, sea o no un medicamento, se realizará en menores bajo la supervisión de un adulto.
En lo que respecta a cómo se puede garantizar la adherencia terapéutica en los menores que por su estado de salud tengan que llevarse medicación para su estancia en el campamento, Caballero sostiene que se debe proporcionar instrucciones detalladas por escrito. “Las instrucciones detalladas por escrito, explicadas previamente al niño de forma verbal, por el farmacéutico y por los padres, facilitarán que éste sea consciente de la importancia de seguir el tratamiento de la forma habitual”, asegura. “Además, en caso de que un niño tome algún medicamento para tratar una enfermedad preexistente, también conviene informar a los responsables de la actividad para asegurar la vigilancia y supervisión”, añade.
Aumenta el interés por el autocuidado en los jóvenes
Con el paso de los años, la población adolescente ha ido mostrando un mayor interés por el autocuidado. En este sentido, según menciona Caballero, el acceso a información (tanto veraz como imprecisa, sesgada o incorrecta) se ha visto muy facilitado en los últimos años debido a la generalización del uso de internet y a la proliferación de recursos y cuentas de usuarios en distintas redes sociales que ofrecen consejos sobre la salud.
Sin embargo, señala que “es fundamental incidir en la importancia de que la información que llega a la población, y especialmente a la población joven, provenga de profesionales con una formación sanitaria que garantice la veracidad de la información y que los consejos no solo son beneficiosos sino que no implican riesgos para la salud”.