A la hora de diseñar una farmacia hay que tener un concepto claro: “la tendencia es que no hay tendencia”. Lo más importante es identificar la ubicación de la botica, conocer al público ‘objetivo’, crear una marca y desarrollarla hasta el final. Así lo expone a EG Ujué Sánchez, arquitecta-asesora de Concep, empresa especializada en el diseño de farmacias.
Todos estos elementos ayudarán a diferenciarse de las farmacias de su entorno e incrementar el número de usuarios que visiten la farmacia. “No puede haber dos farmacias iguales. Si todas se diseñan en blanco y en madera, ¿cómo va a destacar frente a las demás? La tendencia debe ser convertir la botica en un espacio que trasciende más allá del sanitario; ofrecer algo más”, señala esta arquitecta.
Según esta experta, la botica debe combinar estilo y funcionalidad. “Una farmacia que sigue todos los patrones del interiorismo actuales, pero donde no se localiza el mostrador a primera vista, puede ser un error muy grave. Así como una farmacia con una estética muy industrial en un pueblo muy tradicional”, añade la asesora.
“Por ejemplo, si en el escaparte solo hay sillas de ruedas y andadores, una persona joven identificada por el titular como público objetivo no va a entrar a la farmacia para cuidarse o para comprarse unas plantillas para correr mejor”
“Lo primero que hay que saber es donde está la farmacia y conocer qué posibles pacientes/usuarios hay alrededor. El objetivo es transformar la farmacia para ellos, no según los gustos personales del farmacéutico o del arquitecto, sino según lo que hay que ofrecerles a ellos para que se sientan mejor”, argumenta Sánchez.
Las empresas especializadas en diseño de farmacia ofrecen personalización a la hora de acometer proyectos de diseño de una botica. Sin embargo, personalización no significa atender los gustos personales del titular… ni del propio diseñador.
Crear una experiencia de compra
Cada vez más los titulares huyen de ser una farmacia “más” y apuestan así por diseños diferenciales de su establecimiento que potencian aquello que le va a aportar una mayor rentabilidad a la farmacia
“Las farmacias deben evolucionar de un espacio de enfermedad a convertirse en un espacio de salud. Si se enfoca como un lugar exclusivo de venta de medicamentos y no se apuesta por un valor añadido, continuamos fomentando una imagen de enfermedad”, continúa la arquitecta que insiste en apostar por un espacio de venta adecuado al público.
“Por ejemplo, si en el escaparte solo hay sillas de ruedas y andadores, una persona joven identificada por el titular como público objetivo no va a entrar a la farmacia para cuidarse o para comprarse unas plantillas para correr mejor”, señala.
“¿Por qué un cliente compra una crema en una perfumería en vez de acudir a una farmacia donde un profesional le va a aconsejar mejor?”
La conclusión es que todo el espacio derroche bienestar, salud y belleza. ¿Y cómo se consigue eso? “Observando los establecimientos de alrededor”. “Hoy en día existe una gran competencia en el mundo de la cosmética con tiendas que generan un tipo de experiencia al comprar. ¿Por qué un cliente compra una crema en una perfumería en vez de acudir a una farmacia donde un profesional le va a aconsejar mejor?”, se pregunta la arquitecta.
La principal diferencia es la experiencia de compra. “Cuando el cliente acude a otros establecimientos puede probar, preguntar, etc. A la gente le gusta estas situaciones. ¿Qué se puede añadir en aspecto desde la farmacia? Apostar por el valor añadido que supone el consejo profesional”, subraya la arquitecta.
El marco o espacio en el que se exponen los productos dentro de la propia farmacia, así como de los otros productos a su alrededor, también cuenta. “Por ejemplo, no es óptimo ubicar la categoría de protectores solares al lado de productos muy distintos que nos recuerden una enfermedad, como unas muletas”, según la arquitecta.
Y, ¿cómo se combina esto con dispensación de medicamentos? “Existe la teoría, errónea, de que cuando se necesitan medicinas, no se necesita nada para acompañar esa dispensación. Y no siempre es así”, especifica. “La necesidad de un medicamento no debe estar reñida o debe estar reñida con todos estos actos añadidos: el trato, el consejo profesional, un espacio agradable etc,”, añade.
¿Hacia dónde va el futuro de la farmacia?
En definitiva, el futuro de la farmacia se dirige hacia esa mayor experiencia de compra y a ofertar servicios profesionales: nutrición, análisis y medición de parámetros, seguimiento, etc.
“Mas allá de tener el aparataje apropiado para prestar el servicio, es necesario disponer de la formación y la profesionalización para prestarlo. Bien sea por el propio personal de la farmacia o profesional experto en cada campo contratado. El usuario sabe reconocer y valorar esa profesionalidad. Todo ello también suma a la buena experiencia de compra”, concluye.