Las consecuencias a la falta de adherencia es un problema a nivel mundial. El 50 por ciento de los pacientes crónicos no cumple correctamente al tratamiento prescrito. Se estima que esto produce un coste en el mundo de 125 mil millones de euros y 250 mil muertes prematuras al año, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En España provoca 18 mil muertes prematuras anuales y tiene un coste para el Sistema Nacional de Salud de más de 11 mil millones de euros. Por ello, la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) ha realizado un encuentro para abordar cómo la farmacia comunitaria puede aportar su grano de arena.

Esta problemática es multicausal. Influye la edad, el entorno cultural, el nivel educativo o la personalidad, entre otras. Por ejemplo, la soledad también ha de tenerse en cuenta, porque las personas que viven solas presentan menos adherencia. Es importante tener en cuenta esta circunstancia porque en poco más de diez años habrá cerca de 6 millones de hogares españoles unipersonales, casi el 30 por ciento de la población. También es importante poner un especial énfasis en el paciente anciano. Ya que suele tener un gran número de médicos prescriptores, pueden estar polimedicados, con tratamientos complejos, o tienen falta de apoyo del entorno familiar.

Los profesionales coinciden en que es imprescindible que las intervenciones sean individualizadas para que sean más efectivas. También es fundamental implicar al paciente como parte activa en las estrategias en salud. Incluso, en la medida de lo posible, reducir el numero de fármacos y simplificar los tratamientos. 

¿Se puede anticipar la falta de adherencia?

Se calcula que entre el 60 y 80 por ciento de los pacientes no son honestos con su médico. Más de un tercio no expresan desacuerdo con las sugerencias del profesional y más de la mitad no cuestionan aquello que no han entendido de tu tratamiento. ¿Cómo generar esa confianza y honestidad? Para el psicólogo Hernán Cancio, los pacientes no deben sentirse juzgados ni exigidos. Los farmacéuticos deben dar mensajes que validen la dificultad, respetar el no y la opción elegir. “Se da demasiada charla e imposición y poca conexión”. Para establecer este diálogo es útil realizar preguntas predictorias y conocer la percepción de competencia del paciente: si se siente capaz de seguir el tratamiento o cuán difícil le resulta realizar los ejercicios.

Para el médico Salvador Casado “la medición de la adherencia es compleja”. Primero depende de los factores personales, que son más complejos de conocer. Pero también hay factores generales como los sociales, económicos y comunitarios que ya se saben a priori y permiten adelantarse. Por ejemplo, está comprobado que en aquellas zonas con rentas más bajas la adherencia es menor. Por último, no hay que obviar los factores del propio profesional, ya que la actitud con la que se dirige a los pacientes también influye.

Los profesionales inciden en mejorar la relación medico paciente, la confianza, disminuir malentendidos, olvidos y falta de seguimiento de recomendaciones clínicas. Es decir, escuchar más al paciente y proporcionar información clara y por escrito, “poniéndose a su nivel, pero sin paternalismos”, justifica Casado. Además, es importante favorecer la accesibilidad y la formulación de dudas sobre efectos secundarios u otras cuestiones.

Papel del farmacéutico

Los expertos demandan un abordaje de las enfermedades de manera más cualitativa que cuantitativa, es decir, valorar cada caso de forma individual y conocer las debilidades y fortalezas de cada paciente. “No hay una estrategia única para todos”, explica Ana Isabel Guillén, jefa de servicio de Trabajo Social, Área Sanitaria Santiago de Compostela y Barbanza.

La labor del farmacéutico es clave. Debe ser capaz de comunicar con habilidad y evitar una saturación de información que en ocasiones lleva al incumplimiento. “No se observa la querencia a la omisión”, demanda Hernán Cancio, que se muestra de acuerdo en estudiar a cada paciente de manera particular, tanto sus creencias, como sus actitudes. “El paciente sabe que incumplir le hace mal pero hay que explorar esas razones que subyacen, sus dificultades a la hora de tomar la medicación”.

Es primordial mejorar la comunicación entre la farmacia comunitaria y atención primaria. Tender puentes sobre el control y seguimiento para detectar la falta de adherencia, alertar, por ejemplo, si se detecta infradispensación o cambios de medicación. “El trabajo desde farmacia comunitaria y hospitalaria es oro pulido si se comparte”, argumenta Salvador Casado. Una colaboración que evitaría el gran coste a nivel sanitario y social que conlleva la falta de adherencia.


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