No cabe duda de que el problema de desabastecimiento de fármacos ha sufrido un aumento exponencial en 2023, en comparación con el 2022. Pese a que es un desafío que continúa afectando a todo el continente europeo, hay notables diferencias entre países. Esta incapacidad del sistema de satisfacer las demandas ligadas al abastecimiento eficiente y rápido de fármacos ha propiciado que los pacientes hayan mermado su confianza en la cadena de suministro farmacéutico.
Pese a que el sector se ha volcado por dar una respuesta efectiva y rápida a esta problemática, actualmente hay lagunas en cuanto a información, herramientas y soluciones legales disponibles en determinados países europeos, suponiendo esto una barrera de cara a resolver esta situación. De hecho, según se extrae del Informe de Escasez de Medicamentos 2023 del Grupo Farmacéutico de la Unión Europea (PGEU), los farmacéuticos de la Unión Europea (UE) dedican casi el triple de tiempo más a abordar la escasez de fármacos que hace 10 años, lo que se traduce en casi 10 horas por semana de media.
Inequidad entre países
Como cada año, el PGEU ha elaborado una encuesta entre sus miembros para mapear el impacto de la escasez de medicamentos en toda Europa desde la perspectiva de los farmacéuticos comunitarios. De los 26 miembros que la respondieron, en el último año, la totalidad de los países afirmaron experimentar escasez de medicamentos. De hecho, en comparación con los 12 meses anteriores, en 2023, el 65 por ciento señaló que la situación empeoró, mientras que el 23 por ciento aseguró que se mantuvo igual y, tan solo un 11 por ciento indicó que la situación mejoró.
El desabastecimiento de fármacos en España ha aumentado un 36% respecto a 2022
Poniendo el foco en cada uno de los países en particular. Desde España alertaron de que, según datos del Centro de Información de Abastecimiento de Medicamentos (CISMED), hubo un aumento del 36 por ciento en el desabastecimiento de fármacos respecto al año anterior. En esta línea se encuentra Portugal, con un aumento de un 47 por ciento (siendo el 26,8 por ciento de ellos medicamentos genéricos), Suecia, Países Bajos e Irlanda, país que reivindica que los farmacéuticos irlandeses no reciben avisos de escasez con suficiente antelación.
En la otra cara de la moneda se sitúa el caso de Macedonia del Norte, que en 2023 tuvo una mejor previsión de suministro de medicamentos respecto a 2022 fruto de que se organizaron de forma eficiente y se mejoró la gestión a lo largo de toda la cadena de suministro. Grecia se encuentra en la misma tesitura y achacan esta mejora a la llegada de nuevas regulaciones impuestas por el Gobierno y a un aumento en la producción local para la distribución nacional.
Las causas más comunes de desabastecimiento en todos los países fueron la interrupción o suspensión del proceso de fabricación, las estrategias nacionales de fijación de precios y adquisiciones y el aumento inesperado de la demanda. También hacen referencia, en menor medida, a la cuota impuesta por el fabricante, las ineficiencias en la cadena de suministro logístico, la retirada de los fármacos en el mercado comercial o la exportación fuera del país.
Fármacos y dispositivos médicos que más escasearon
La encuesta del PGEU rebela que, de todas las clases de medicamentos, los que escasearon con mayor frecuencia fueron los antiinfecciosos de uso sistémico (84 por ciento), del sistema nervioso (60 por ciento) y del cardiovascular (56 por ciento). De hecho, al completarla, el 27 por ciento de los países indicó que faltaban más de 600 medicamentos, el 15 por ciento afirmó que entre 500 y 600 y un 24 por ciento entre 200 y 400. Destaca que un 15 por ciento afirmó desconocer las cifras.
En todos los países se experimentó escasez de antiinfecciosos para uso sistémico como los antibióticos
Con respeto a la falta de dispositivos médicos en las oficinas de farmacia, el 69 por ciento señaló que había tenido problemas de abastecimiento en los últimos 12 meses, lo que supone un ligero incremento respecto a la situación del año pasado, cuya cifra se situaba en el 66 por ciento. En este aspecto, los dispositivos que más escasearon fueron los de riesgo bajo (vendajes, termómetros, mascarillas quirúrgicas…); detrás se sitúan los de riesgo medio (agujas, lentes de contacto de corta duración…) y los de riesgo de medio a alto, como concentradores de oxígeno.
Tan solo un par de países indican que existe un sistema de monitoreo de escasez de dispositivos médicos para proporcionar información a los farmacéuticos. “La escasez ha afectado la calidad de vida de los pacientes. Por ejemplo, debido a la escasez de sensores de glucosa para la monitorización continua, algunos pacientes tuvieron que volver a pincharse un dedo varias veces al día para comprobar sus niveles de glucosa en sangre”, insisten desde Francia. Además, desde Eslovenia recalcan que “los pacientes han demostrado una confianza cada vez menor en los medicamentos y en el sistema de suministro debido a la constante falta de disponibilidad”.
Casi 10 horas semanales al desabastecimiento
No poder abastecer de forma correcta a los pacientes también tiene importantes consecuencias en la relación entre el profesional sanitario y el paciente e, incluso, en la economía de las propias oficinas de farmacia. Entre algunas de ellas, destacan la pérdida financiera debido al tiempo invertido en mitigar al escasez, el incremento del precio de fármacos para suplir esta carencia y a cambios operativos como el mantenimiento mínimo de existencias, tarifas de importación o en prácticas de reembolso. Además, resaltan el aumento de las tareas administrativas y la reducción de la confianza del paciente y de la satisfacción de los empleados.
“Esta situación erosiona la confianza de los pacientes en los farmacéuticos y en el sistema sanitario”
Aris Prins, presidente del PGEU.
El presidente del PGEU, Aris Prins, lamentó en un comunicado que, “a pesar de los continuos esfuerzos de los farmacéuticos por encontrar soluciones, la escasez todavía deja a muchos pacientes sin el tratamiento prescrito”. Asimismo, añade que “esta situación causa frustración e inconvenientes a los pacientes y erosiona su confianza en los farmacéuticos y en el sistema sanitario. También ocasionan estrés al personal de las farmacias e imponen una carga administrativa adicional al trabajo diario de las farmacias”.
Desde Francia hacen referencia a que “en varios casos los farmacéuticos experimentaron hostilidad y agresiones por parte de pacientes que no entienden por qué no se puede suministrar el medicamento de inmediato. Además, la carga de trabajo en la gestión de la escasez y las llamadas telefónicas asociadas de los pacientes aumenta año tras año, insisten desde Irlanda, “esto genera un mayor estrés en el personal de farmacia y problemas de salud mental”.
En este aspecto, el informe saca a la luz que, en promedio, por semana el personal de farmacia le dedicó en 2023 un total de 9,5 horas. De hecho, se puede observar que desde el 2019 el tiempo promedio dedicado por los profesionales ha ido fluctuando: 2019 (6,6 horas), 2020 (6,3 horas), 2021 (5,3 horas), 2022 (6,7 horas) y 2023 (9,5 horas).
Soluciones legales a la escasez
En la actualidad, no todos los países del continente europeo pueden afrontar el desabastecimiento con las mismas herramientas fruto de barreras legales. En este aspecto, el 92 por ciento de los encuestados afirmó recurrir a la sustitución genérica; el 50 por ciento a la formulación magistral y a la terapia y ajuste posológico; el 46 por ciento a la importación desde la UE o el Espacio Económico Europeo (EEE); el 38 por ciento a fuentes alternativas y tan solo el 19 por ciento a la sustitución terapéutica.
De los países encuestados, la mayoría (un 73 por ciento) indican que no han visto una ampliación del alcance de la práctica farmacéutica para gestionar la escasez durante el último año. No obstante, en 18 de los 26 países encuestados existen sistemas de notificación de escasez de material para el uso de los farmacéuticos.
La gran mayoría de los problemas de abastecimiento son comunicados por la Agencia de Medicamentos de cada país, le siguen los mayoristas y los fabricantes / Marketing Autorization Holder (MAH).
Según afirmó Prins, la reforma de la legislación farmacéutica de la UE es una oportunidad única para construir una cadena de suministro más resiliente y mejorar la prevención, el seguimiento y la gestión de la escasez. Sin embargo, alega que “necesitamos medidas más inmediatas para abordar este problema crónico y revertir la tendencia negativa que los farmacéuticos vienen denunciando desde hace más de una década. Instamos a una notificación más temprana de la escasez, a una información más oportuna a los farmacéuticos y a una redistribución más justa de los medicamentos entre los países”.
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