En los pueblos de España, donde la vida transcurre a un ritmo más pausado y los kilómetros, a veces, son el obstáculo que los separa de los centros médicos, los botiquines farmacéuticos adquieren una relevancia vital. Son más que simples «reservas de medicamentos», representan un «salvavidas» para las poblaciones rurales que, ante una urgencia, encuentran en ellos el primer recurso de atención sanitaria. Estos botiquines no solo alivian dolencias menores o estabilizan emergencias mientras llega la ayuda, sino que también encarnan el compromiso de cuidar a quienes viven en rincones más remotos. Garantizar su existencia es proteger el bienestar de nuestras comunidades rurales, donde cada gesto cuenta para salvar vidas.

Desde 2017 atiende los botiquines de Centenera y de Aldeanueva y, desde 2024, el de Valdenoches, ubicados los tres en Guadalajara. A su vez, desarrolla su labor profesional en una farmacia VEC ubicada en Taracena, también en la provincia castellanomanchega. Para Mercedes Chacón Garcés «atender un botiquín no solo supone acercar los medicamentos a personas que residen en el medio rural, sino que supone también una enorme labor asistencial». «Para mí es muy reconfortante», añade.

Mercedes Chacón.

Con 23 años a la espalda trabajando en la zona rural y 15 en botiquines, Casilda Marra López, garantiza que, para ella, estar al frente de ellos es lo mismo que estar al frente a una farmacia. «Mis botiquines son farmacias en las que estás menos horas, pero con el agravante de que si hay algo urgente cuando se acaba la jornada laboral se regresa al pueblo a llevar lo que haga falta», explica. En este caso, su farmacia está en El Recuenco (Guadalajara) y sus botiquines en Villanueva del Alcorón, Zaorejas, Alcantud y El Pozuelo, ubicados en un consultorio médico. «Me vine a la zona rural por alejarme un poco de Madrid y con la idea de que iba ser una aventura que duraría dos años como mucho, pero su gente y las necesidades sanitarias que tienen me atraparon», corrobora.

Un «salvavidas» para las poblaciones rurales

La mayoría de los usuarios de estos establecimientos sanitarios son personas mayores, polimedicados, que necesitan ayuda con la medicación y que no se pueden desplazar a zonas con farmacia. «Están deseosos de cariño y les encanta charlar», asegura Chacón. «Para ellos, ir al botiquín es salir a charlar un rato con ‘una chica que les lleva las medicinas y les atiende superbién’, es lo que me dicen… Son muy agradecidos», afirma. Por lo tanto, asegura que el hecho de que un farmacéutico pueda atenderles en los botiquines mejora su calidad de vida y les da tranquilidad.

Por su parte, Marra alega que no sabe si es un «salvavidas», pero lo que tiene claro es que las poblaciones rurales «tienen el mismo derecho que los que viven en el mejor barrio de cualquier capital». «A estos vecinos hay que darles más, si cabe, porque son personas mayores muy solas», reivindica. «El trato con el paciente es muy íntimo, ellos te consideran parte de su familia», sostiene. «Para mí son personas muy queridas a las que intentas hacer la vida más fácil», subraya.

Casilda Marra.

Chacón sostiene que, «estar al frente de un botiquín es una labor gratificante para mí, y a la vez supone un gran esfuerzo y responsabilidad». «Soy la única farmacéutica de mi establecimiento y, por lo tanto, solo puedo atender los botiquines en el horario en el que la farmacia no se encuentra abierta al público», explica. Esto, añade, «supone adaptar horarios, intentando siempre atender el botiquín después de que el médico haya pasado su consulta».

Situación actual en Castilla-La Mancha

Concepción Sánchez Montero, presidenta del Consejo de Colegios de Farmacéuticos de Castilla-La Mancha (COFCAM), hace un repaso por la situación actual de los botiquines farmacéuticos en Castilla-La Mancha. Así, esclarece que en la comunidad autónoma el 99,4% de la población, tiene una farmacia o un botiquín en su municipio. El 93% de los botiquines, (actualmente 203), están ubicados en zonas de extrema e intensa despoblación (en concreto el 77,6% en extrema y el 15,8% en intensa) y del total de botiquines, el 77% se concentran en las provincias de Guadalajara y Cuenca, afirma. «Estos botiquines van a aumentar en breve gracias a los fondos europeos destinados a la ruralidad recibidos este mismo año», garantiza.

Profundizando en qué criterios se tienen en cuenta para establecer un botiquín farmacéutico en una localidad donde no existe una oficina de farmacia, Sánchez menciona que «cuando un municipio tiene una población por debajo de 500 habitantes puede solicitar la apertura de un botiquín, ya que abrir una farmacia no sería viable económicamente». «Esta solicitud puede hacerla el propio ayuntamiento o una farmacia cercana que considera que puede cubrir las necesidades de atención farmacéutica de esa población mediante un botiquín, de forma presencial», remarca.

En este sentido, la presidenta del COFCAM ejemplifica la importancia de los botiquines con el proyecto de dispensación colaborativa que se iniciará en breve en Castilla-La Mancha. «Va a acercar medicamentos hospitalarios a pacientes que viven en extrema e intensa despoblación, a través no solo de las farmacias, sino también de los botiquines, gracias al trabajo cooperativo entre farmacéuticos de hospital, distribución farmacéutica y oficinas de farmacia de nuestra comunidad», asegura.

Generan arraigo y fortalecen el sentimiento de comunidad

El farmacéutico que trabaja en estos botiquines no solo atiende sanitariamente a los pacientes, sino que también se convierte en amigo y confidente, señala Sánchez. Asimismo, subraya que «generan arraigo al territorio y fortalecen el sentimiento de comunidad». Pese a ello, se enfrentan a una serie de retos entre los que la presidenta del COFCAM destaca «el propio reto de su supervivencia». «Habitualmente están en municipios alejados, de acceso muy complicado, con malas comunicaciones, malas carreteras, con un clima duro sobre todo en invierno», informa. «En muchos casos, es el propio farmacéutico el que tiene que acondicionar y mantener todos los gastos de ese botiquín, luz, teléfono, Wi-Fi…, además de costear gasolina, coche, etc», garantiza Sánchez.

«Todo ello desincentiva a muchos compañeros a dar este servicio, pero estos inconvenientes, se vencen gracias al gran compromiso que tienen los farmacéuticos con los pacientes y con el medicamento, compromiso que va por encima de cualquier objetivo económico y solo se entiende desde el punto de vista profesional», enfatiza la presidenta del COFCAM.

Mejoras a implementar

Pese a ello, recalca que se deben implementar mejoras para optimizar su funcionamiento en zonas rurales. Entre ellas, que el farmacéutico tuviera más autonomía, que los ayuntamientos habilitaran locales acondicionados para dar el servicio de botiquín con acceso a red Wi-Fi y donde los gastos estuvieran cubiertos o que se remuneraran adecuadamente. «Se debería considerar remunerar este servicio adecuadamente, para que atender estos botiquines sea rentable para el farmacéutico y, por ende, mejore la viabilidad de la oficina de farmacia de la que dependen, que habitualmente suele ser una oficina de farmacia con viabilidad económica comprometida», señala.

Concepción Sánchez, presidenta COFCAM.

Poniendo la vista en el futuro, la presidenta del COFCAM apuesta por reforzar la figura de los botiquines como algo imprescindible para asegurar una atención farmacéutica, cercana, presencial y humanizada a estos pacientes mayores, polimedicados y vulnerables que viven lejos de grandes ciudades y no tienen acceso a casi ningún recurso sanitario. «Evidentemente, su futuro depende del compromiso de nuestras administraciones con estos pacientes y con los farmacéuticos, entendiendo que ellos son la mejor vía para dar esta atención farmacéutica», concluye.


También te puede interesar…