Nieves Sebastián Madrid | viernes, 08 de noviembre de 2019 h |

Con la vista puesta en lo que está por venir, la Fundación Instituto Roche celebra su 15 cumpleaños, una etapa marcada por el amplio desarrollo que se ha dado en el ámbito de la medicina de precisión, tal y como destaca su vicepresidente, Federico Plaza.

Pregunta. ¿Qué balance hace de los 15 años de la Fundación Instituto Roche?

Respuesta. Muy positivo. En este periodo han pasado muchas cosas en el contexto en que se mueve la Fundación. Cuando empezamos en 2004 estaba recién desarrollada la secuenciación del genoma humano. A partir de ahí se han dado grandes avances, como la reprogramación celular o el CRISPR, que a su vez han generado hitos en la investigación básica. Esto desemboca en nuevos fármacos para enfermedades raras, cáncer… La difusión de la medicina de precisión ha avanzado mucho, entramos en otra fase.

P. ¿Cuál es la previsión para los próximos 15 años?

R. Tenemos que trabajar con perspectiva, visión y estrategia y prever lo que va a llegar, teniendo en cuenta que se tiene que traducir en mejoras para los pacientes; también, atendiendo a los riesgos que implica la investigación. Cuando empezamos, la medicina personalizada acababa de aterrizar; ahora, en proporción a la potencialidad de conocimiento que existe, sabemos muy poco. Tenemos una cantidad ingente de datos que hay que normalizar para compararlos y sacar conclusiones que ayuden a la toma de decisiones clínicas. Integrando estos datos se va a ser mucho más preciso al aplicar tratamientos. También hay técnicas como la biopsia líquida, que simplifican el diagnóstico y seguimiento o tecnologías como el Big Data que van a facilitar que los profesionales accedan a casos de cualquier sitio del mundo. Así, los tratamientos serían más personalizados y no dirigidos a estratos, como actualmente.

P. ¿Cómo hay que prepararse para integrar estas innovaciones?

R. El conocimiento se genera y luego se publica. Luego los profesionales clínicos lo trasladan a los pacientes. Desde que hay un hallazgo hasta que se utiliza pasa un tiempo. Los sistemas sanitarios tienen que adaptarse a estas situaciones, ya que no están preparados para asumir tantos cambios a un ritmo tan vertiginoso. En cáncer ha sido fundamental la secuenciación para hallar biomarcadores y vincular los tratamientos. Por ejemplo, tiene que haber anatomopatólogos trabajando de manera más integrada en biopsias. Aplicando algoritmos de inteligencia artificial también se pueden hacer prediagnósticos con precisión aunque luego los confirme un médico. La clave es acompasar la llegada de todo este conocimiento y tecnología con la práctica asistencial y la atención al paciente.

“Hay que tratar los datos para compararlos y que sean útiles en la toma de decisiones clínicas”

P. ¿Cómo se coordina la integración de información en los sistemas?

R. El sistema público español tiene mucha información acumulada y actualmente sólo se usa en la relación bilateral entre médico y paciente. Gestionándola, el médico alimentaría la historia clínica y los datos serían muy útiles para medir resultados en salud, correlacionarlos con el paciente en concreto y compararlos con otros casos. Si en lugar de desarrollar medicamentos en base a ensayos clínicos se diseñaran también en base a la práctica real, se podrían explorar nuevas opciones terapéuticas y tratar mejor a los pacientes.

P. ¿Qué falta para sacar mayor rendimiento a estas nuevas tecnologías?

R. Se habla mucho de fondos, pero también es cuestión de organización y trabajo en equipo. Si de algo podemos estar orgullosos en el SNS es de conseguir logros importantísimos con recursos acotados. Tenemos un sistema con altos estándares de calidad y sostenibilidad. Desde que se creó el SNS ha encajado muy bien el trinomio de asistencia, docencia e investigación. Esta integración hace que se genere conocimiento y se intente aplicar desde el primer día para enriquecer el proceso asistencial. Antes se trabajaba en compartimentos estancos, incluso en el mismo hospital, y ahora se ha avanzado mucho en el trabajo en equipo, también con bioinformáticos, matemáticos, físicos, ingenieros… Todos son necesarios para explotar la información. Si se normaliza la información que tenemos convirtiéndola en inteligente se obtendrán pistas para mejorar la atención al paciente, teniendo en cuenta que esta gestión tiene que ser coste-efectiva.

“Desarrollar fármacos en base a datos de vida real serviría para tratar mejor a los pacientes”

P. ¿Debe trasladar la sanidad las necesidades del sector a la universidad para formar a profesionales actualizados?

R. Es fundamental. Se buscan nuevos perfiles que nacen de los informáticos que trabajaban en los hospitales. Hay que trabajar en el data mining, con retos como la protección de datos o la creación de algoritmos para interpretar la información. Por ejemplo, en la universidad de Málaga ya hay un departamento de ingeniería de datos que trabaja con departamentos de oncología para hacer que los datos sean útiles a nivel asistencial y de investigación.

“Debemos concienciar a los agentes sanitarios sobre la innovación para que estén preparados”

P. ¿Sobre qué pilares se sustenta la labor de la Fundación Instituto Roche?

R. La Fundación trabaja bajo la premisa de traer al presente la medicina del futuro. Esto no es usar tratamientos que no existen, sino concienciar sobre lo que llega para que todos los agentes estén preparados. A todos nos toca lidiar con enfermedades complejas en nuestro entorno y hay que saber que se ha avanzado mucho. Para ello publicamos informes y premiamos la labor de periodistas que comunican con eficacia la llegada de esta innovación.

P. ¿Qué retos se marcan desde la entidad a corto, medio y largo plazo?

R. Estamos trabajando en un plan estratégico a corto plazo. Queremos profundizar en la correlación entre diagnóstico molecular y los tratamientos que se podrían aplicar con la explotación de la información, además de tratar de que cristalice el plan de Medicina de Precisión. A medio plazo tenemos que inspirar al sistema para ejecutar la transformación integrando las nuevas tecnologías. A largo plazo, hay que poner encima de la mesa las innovaciones que vayan surgiendo para ir construyendo a su alrededor y poder aplicarlas.