A falta de la toma de posesión oficial, el 1 de septiembre se produjo el traspaso de poder en la presidencia de la patronal farmacéutica nacional FEFE. En dicha fecha se confirmó que Luis de Palacio, hasta ahora su secretario general, era el ùnico candidato a relevar a José Luis Rodríguez Dacal en la presidencia de la empresarial. Un relevo tranquilo, sin sobresaltos, buscando el consenso … Un relevo “a lo Rodríguez Dacal”, diríamos.
A veces, el análisis de la trayectoria de aquel que ha ocupado un puesto de responsabilidad conviene empezarlo no por lo que ha provocado para su organización sino por lo que ha ‘evitado’ para ella. Esa es una de las principales características mostradas por Rodríguez Dacal en sus responsabilidades profesionales. Aquel que da un paso al frente cuando “pintan bastos”, como cuando en 2013 renovó en la presidencia de la empresarial gallega Fefga para evitar su disolución ante la falta de candidatos a relevarle. “Apagafuegos” en otros casos, como con la actitud conciliadora mostrada en las negociaciones de los últimos convenios colectivos cuando en la mesa negociadora prácticamente volaban (por suerte no literalmente) cuchillos. O sabiendo ejercer de stopper —que se diría en el ambiente futbolero— cuando Fernando Redondo presentó su dimisión en abril de 2016 y él dió un paso al frente desde la vicepresidencia para liderar la etapa de transición hasta el final de la legislatura.
Precisamente, facilitando la siguiente transición, Rodríguez Dacal ya venía avisando que la temporalidad de su cargo. Ahora, Luis de Palacio (quien en sus cada vez menos ratos libres toca el piano, la armónica, el acordeón y el clarinete) coge la batuta para dirigir la ‘orquesta’. Tampoco le quemará en las manos. Como manifestaba en una reciente entrevista ‘A la contra’ con EG, De Palacio tiene claro que “para ser un buen director de orquesta primero hay que ser músico en ella”. Y en su caso sabe bien como suena la música del movimiento empresarial farmacéutico, tanto por su condición de secretario de FEFE como por ser a su vez presidente de FEFE Madrid.
No esperen tsunamis en este cambio de poderes. No al menos en la forma de ejercer la presidencia. Si algo se lleva FEFE —y sus socios— en este traspaso es la serenidad que también caracteriza a su nuevo maximo dirigente. Serenidad no implica pasotismo. Como ya manifestó a EG al anunciar su candidatura, el objetivo número 1 en adelante es hacer crecer la masa social de la federación y estrechar vínculos con otras patronales.Nada de patadas a seguir. Su afición al rugby, para esos (ahora aún menos) ratos libres.